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Las víctimas de las municiones de racimo, uno de los tipos de armas más crueles que existen por sus efectos indiscriminados sobre los civiles, se duplicaron en 2016, frente al año anterior, y su número fue el segundo más elevado desde que se iniciaron estos registros, según un informe publicado hoy.
El informe, elaborado por Cluster Munition Coalition, un grupo de la sociedad civil que vigila el cumplimiento de la convención internacional que prohíbe las municiones de racimo, refleja que en 2016 hubo 971 personas muertas o lesionadas por ataques en los que se utilizó este armamento.
La gran mayoría (860) de las víctimas se registraron en Siria, mientras que 51 ocurrieron en Laos y 38 en Yemen, aunque los expertos consideran que esas cifras son inferiores a las reales.
Otras víctimas tuvieron lugar en Bosnia, Irak, Líbano, Libia, Serbia, Sudán del Sur y Vietnam.
Se estima que a nivel global se han producido 56.000 víctimas en 33 países desde que se utilizan estas armas.
“La devastación humanitaria es particularmente aguda en Siria, donde su uso ha continuado sin disminuir desde mediados de 2012”, declaró en rueda de prensa Jeff Abramson, el coordinador del informe.
En Siria, las fuerzas gubernamentales utilizaron bombas de racimo “en al menos 238 ataques entre agosto de 2016 y julio de 2017”, todos los cuales se produjeron en zonas opositoras, explicó la experta Mary Wareham.
Actualmente, 119 países han firmado o ratificado la convención que prohíbe este armamento, mientras que 18 que no se han unido al tratado – Argentina entre ellos – han anunciado formalmente que han dejado de producirlo.
Wareham explicó que se cree que 16 países podrían seguir produciéndolo o se han reservado el derecho de hacerlo, entre ellos Brasil, China, Irán, Israel, Corea del Norte, Rusia y EEUU.
La experta aseguró que se ha documentado el uso de municiones de racimo fabricadas en Brasil por parte de la coalición que opera en el Yemen contra los rebeldes hutíes.
“¿Brasil sigue produciendo, las tres compañías en Brasil que las han producido lo siguen haciendo? No lo sabemos”, reconoció.
Lo que está documentado es que, en octubre de 2015, en diciembre de 2016 y en dos ocasiones en febrero de 2017 se utilizaron en el Yemen cohetes Astros II fabricados presuntamente en Brasil y que contienen 65 submuniciones cada uno.
“Se sabe que ese armamento fue exportado o transferido a Arabia Saudí, a Catar y a Baréin – miembros de la coalición -, y sabemos que fue utilizado en el Yemen, pero no sabemos cuál de los tres países lo hizo”, admitió Wareham.
Ni Brasil ni esos tres países han suscrito la convención internacional contra las bombas de racimo.
En total, 41 Estados que han ratificado la convención han tenido municiones de racimo en algún momento, de los cuales 28 han terminado con la destrucción de sus reservas.
El año pasado, Suiza, España y Eslovaquia destacaron por la cantidad de municiones de racimo que destruyeron.
“España continúa sus esfuerzos para destruir sus existencias, con 669 municiones de racimo y 14.040 submuniciones en 2016, así como el compromiso de destruir las reservas que le quedan para el 1 de agosto de 2018”, recoge el informe.
(Fuente: EFE)
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