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La muerte de 17 presuntos sicarios en un enfrentamiento con fuerzas de seguridad en el estado de Sinaloa, después de que los delincuentes asesinaran a otras dos personas, subraya la persistente violencia vinculada con el crimen organizado en México.
Los hechos ocurrieron la noche del viernes 30 de junio en la sindicatura de Villa Unión, perteneciente al municipio de Mazatlán, cuando agentes de la Policía Municipal fueron agredidos por individuos armados que viajaban a bordo de cuatro camionetas, lo que dio lugar a un enfrentamiento.
Originalmente el subsecretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Cristóbal Castañeda, había informado este sábado que 19 presuntos miembros del crimen organizado habían muerto en la refriega.
Sin embargo, el propio funcionario aclaró posteriormente en conferencia de prensa que el grupo armado había asesinado a dos personas en Villa Unión, tras lo cual se encontró con la patrulla de la Policía Municipal, suscitándose el enfrentamiento en que 17 de los atacantes murieron y cinco policías resultaron heridos, incluida una mujer.
Los agentes municipales recibieron apoyo del Ejército de México, la Marina y la Policía Estatal.
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La Secretaría de Seguridad Pública estatal indicó en un boletín que de los cinco policías heridos, dos presentan roce de bala en la cabeza, dos más heridas en las piernas y uno en un brazo.
En el lugar de los hechos, las autoridades decomisaron cuatro vehículos, 12 rifles automáticos AK-47 y dos AR-15, una escopeta y siete armas cortas.
Castañeda dijo que la Fiscalía General de Sinaloa se encarga en estos momentos de hacer las investigaciones y determinar a qué grupo criminal pertenecían los atacantes. “Consideramos que es el trasiego de droga y la pelea de las zonas, de las áreas que se están peleando estos grupos”, declaró.
El subsecretario enfatizó que el gobernador Quirino Ordaz y el secretario de Seguridad Pública, Genaro Robles, han ordenado trabajar para devolver el clima de tranquilidad a los sinaloenses.
A su vez, Robles dijo que las autoridades del estado tenían identificadas a las personas abatidas como generadores de violencia en esa zona de Sinaloa.
El domingo pasado, Rafael Chávez, hermano del excampeón de boxeo Julio César Chávez y quien atendía dos inmuebles para adictos al alcohol y las drogas, fue asesinado a balazos cuando se encontraba en su casa en Culiacán, capital del estado.
Y el 15 de mayo fue asesinado por pistoleros en la misma ciudad el reputado periodista Javier Valdez, premiado en múltiples ocasiones por su trabajo valiente sobre el narcotráfico.
Sinaloa vive una ola de violencia atribuida por las autoridades a la pugna entre facciones del Cártel de Sinaloa tras la extradición a Estados Unidos en enero pasado del capo de la organización criminal, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
Sin embargo, la violencia no se limita a Sinaloa sino que persiste e incluso se ha incrementado en diversos estados, incluyendo algunos en los que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha enviado fuerzas federales para respaldar a las autoridades locales, como es el caso de Tamaulipas (noreste).
En el marco de la llamada guerra contra el narcotráfico lanzada por el presidente Felipe Calderón (2006-2012), marinos y soldados salieron a las calles en una polémica decisión que Peña Nieto no cambió y que no ha logrado detener el aumento en la cifra de muertos: más de 170.000 hasta 2016.
En mayo pasado, México registró 2.186 asesinatos en general, no necesariamente vinculados al crimen organizado. Se trata de la cifra mensual más alta desde que hace 20 años comenzó este tipo de registros por parte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
El registro de mayo, una media de 70,5 por día, elevó a 9.916 el total de asesinatos en los primeros cinco meses de 2017.
En 2016, México registró un total de 20.549 asesinatos, con una incidencia promedio mensual de 1.712 casos, según el informe del SESNSP divulgado en junio.
Fuente: EFE