Ningún testigo ha ayudado a identificar a pistolero. (Foto referencial: EFE)

Ningún testigo ha ayudado a identificar a pistolero. (Foto referencial: EFE)

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El caso del pistolero anónimo que mató a cuatro asaltantes en un bus abrió un debate en México en torno al uso de la violencia por parte de los ciudadanos para enfrentar la criminalidad.

La madrugada del lunes 31 de octubre, cuando el atraco concluía en una ruta hacia la capital, el misterioso sujeto, desde la oscuridad de los asientos traseros, disparó a cada uno de los delincuentes un certero tiro mortal. Luego devolvió sus objetos a los pasajeros y huyó. Ningún testigo ha ayudado a identificarlo, justificándose en la falta de iluminación.

Según la reconstrucción de la fiscalía de México, los criminales subieron en la parada de San Pedro Tultepec al vehículo, que partió desde San Mateo Atenco con destino a la Ciudad de México. Cinco kilómetros después, valiéndose de pistolas y navajas, empezaron el atraco.

El cabecilla fue el primer objetivo del vengador, cerca de la puerta del autobús. Los tres secuaces fueron victimados al pie de la unidad, cuando intentaban huir. Los fallecidos son los primos Víctor Martínez Gómez, Arturo Martínez Hernández, Jorge Arturo García López y Gustavo Gil García, vinculados a unos 30 asaltos.

En 2015 fueron asaltados en México, de acuerdo a estimaciones, unos 3.000 autobuses, apedreados 2.732 y tomados ilegalmente 1.589. Solo en el Valle de Toluca, la zona del incidente, 600 transportes cayeron en manos del crimen organizado.

Las autoridades barajan que el fugitivo podría ser un policía, militar, un sicario o un ciudadano armado. Recientemente tuvo un predecesor: el 17 de agosto un soldado vestido de civil asesinó a dos asaltantes en un autobús en Naucalpan de Juárez.