Dos informes demuestran que criterios de lista roja deberían modificarse. (Foto: Getty Images)

Dos informes demuestran que criterios de lista roja deberían modificarse. (Foto: Getty Images)

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El índice de animales bajo amenaza de extinción, estimado en entre 150 y 200 especies al día por parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es más crítico que el advertido por los cálculos, observaron especialistas en medio ambiente.

“Esta actualización de la Lista Roja muestra que la magnitud de la crisis global de extinción podría ser todavía mayor de lo que pensábamos”, ya había advertido la directora general de (UICN), Inger Andersen, acerca del registro de flora y fauna amenazadas.

Dos estudios científicos respaldan la advertencia de Andersen en cuanto al medio ambiente, pues demuestran que perdemos biodiversidad a un ritmo mayor del que se creía.

En abril, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) concluyó en la revista Nature que: “Se podría estar subestimando la cantidad de especies que la civilización moderna ha extinguido (…) Partimos de informaciones inevitablemente incompletas”.

Asimismo, Biological Conservation, en un trabajo liderado por investigadores de la Universidad de Columbia, encontró que al menos diez de las dieciocho especies de aves que estudiaron en la India deberían incluirse en la lista. Sostienen que la UICN debería elevar el rango de amenaza por deficiencias en el cálculo del hábitat de distribución.

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En noviembre de 2016, la revista Science halló, al analizar a 586 especies de aves forestales endémicas y amenazadas de seis puntos del mundo, recomendó a la UICN subir a la categoría de amenaza a especies ya incluidas y registrar a 189 que no aparecen.

“El crecimiento de la población, la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación o la fertilización excesiva tienen su origen mucho antes del auge en el seguimiento y monitorización de la biodiversidad”, recalcan los expertos.

“Hay ciertas especies y grupos de especies, sobre todo aves y mamíferos, que por resultar más fácil su seguimiento o, por qué no, venderse mejor su investigación, están más estudiados que la flora o la fauna que pasa más desapercibida, pero que sufre un mayor impacto que, a su vez, perjudica a esas especies mayores. Han pasado más de 30 años desde que se advirtieron los primeros riesgos del cambio climático, pero es ahora cuando se estudia su impacto sobre la biodiversidad, probablemente cuando hay especies que no se han podido adaptar al mismo”, refirió a El País Theo Oberhuber, coordinador del área de conservación de la naturaleza de Ecologistas en Acción.