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Por José Miguel Silva (@jomisilvamerino)
Desde el gobierno se niega que exista una crisis en la seguridad ciudadana. Aseguran que simplemente la prensa está dándole más cobertura a delitos, lo cual genera una sensación de inseguridad en la población. ¿Tiene la prensa la culpa de todo esto?
No hay ningún país donde la seguridad sea un fenómeno exclusivamente mediático. Perú no puede ser la excepción. Los medios de comunicación presentan hechos reales, puede que con coberturas desmedidas y con poco conocimiento técnico de los problemas, pero tratar de imputarle la responsabilidad a los medios no parece riguroso. Salvo que el gobierno tuviera un estudio que así lo demuestre. Ahora bien, tampoco queda claro que estemos frente a una crisis de proporciones excepcionales. La carencia de información seria y rigurosa solo nos lleva a decir que han ocurrido hechos de altísima connotación pública que muestran la punta de un iceberg cuyas condiciones conocemos poco. La principal tarea del gobierno es reconocer que sabemos poco y que, paralelo a aumentar acciones policiales, se pondrá énfasis en mejorar la información que se entrega para la correcta toma de decisiones políticas.
Sobre el asesinato en la notaría Paino. El video muestra a delincuentes amenazando a un guachimán armado. Supuestamente, un vigilante armado simboliza un espacio “seguro” ante cualquier robo, pero en ese caso se le redujo muy fácilmente. Si se cometió un asesinato y robo como este, ¿debe analizarse la eficacia de contratar seguridad privada en locales donde hay movimiento de dinero?
Sin duda, parte del problema es la seguridad privada que muchas veces ofrece más de lo que puede asegurar. ¿Cuál es el entrenamiento de estos efectivos? ¿Qué niveles de protección llevan? ¿Qué seguros les entregan? Si es un trabajo con salario mínimo y nada de entrenamiento entonces la seguridad es virtual y la presencia simbólica más que real.
A dos cuadras de la notaría estaba la sede de la Dirandro, supuestamente un edificio que simboliza la seguridad. No solo no se percataron del robo o los disparos sino que no aparecieron luego para atraparlos. ¿Esto es apatía policial o incapacidad?
Simboliza la crisis del sistema policial en el país. La PNP es una institución con trabajadores a tiempo parcial, se les paga poco, se permite que trabajen en otras áreas, se les capacita muy poco, y además el mundo político ha usado (el Ministerio del) Interior por muchos años como espacio vinculado a problemas de corrupción. Un edificio no significa seguridad, así sea uno policial. Revisar la estructura burocrática de la PNP es también urgente.
La primera medida del gobierno de Ollanta Humala fue la recordada ‘poda’ de cambio de generales de la Policía. Se buscó una reforma policial desde arriba, con la idea de agilizar la operatividad de la entidad. ¿Crees que se logró este objetivo o se ha fracasado en ello?
No sabemos qué logró. No hay mayores datos, la información disponible es poca y al parecer modernización hay poca en la institución. Los hechos de corrupción deben ser combatidos pero no es cuestión de podar y luego dejar que crezca la mala hierba solo para podar de nuevo. El sector Interior es uno de los más olvidados, menos intervenidos y sin duda menos profesionalizados de la administración pública en Perú. Esto no es culpa de la PNP únicamente sino del mundo político que ha mirado al costado ante evidentes señales de problemas estructurales
¿Cuán cierta es la idea de que son los recursos económicos los que nos llevarán a tener mayor seguridad? Algunos dicen que deben subirse los impuestos para implementar a los policías con más equipos y tecnología de punta. ¿Te parece esto lo más importante?
No creo. Hoy el Gobierno de Perú tiene dinero el problema es que no se sabe qué se quiere hacer con la PNP. La decisión de generar una policía profesional es fuerte, tendrá repercusiones importantes y requiere de un compromiso del presidente (y la oposición) de largo plazo. El juego de la política cotidiana será la responsable de la inseguridad que se nos viene.
El gobierno ha anunciado 1000 policías más para Lima y 300 patrulleros más en las calles. ¿Qué tan efectiva puede ser una medida teniendo en cuenta que un policía acostumbrado a firmar documentos en una oficina puede no adaptarse rápidamente a labores de lucha contra el crimen organizado?
Puede servir, ¿pero saben a dónde mandarlos a patrullar? ¿A qué delitos están enfrentando? ¿Dónde se requiere más personal? La realidad de la PNP es bien triste: mucha burocracia, poca efectividad, menor profesionalización, limitada protección social, etc. Por ende aumentar presencia es bueno, pero si la presencia tiene algún objetivo. Localizar autos en esquinas visibles pero sin tareas concretas no ayuda en el mediano plazo.
Finalmente, ¿cuál es la relación entre el crecimiento económico y las garantías que debe dar el Estado hacia sus ciudadanos? Esto teniendo en cuenta que el país crece como nunca y destaca por eso en Latinoamérica.
Los peruanos merecemos seguridad, con o sin crecimiento económico, la seguridad es un bien público básico y cuya responsabilidad es principalmente estatal. El crecimiento económico aumenta la probabilidad de hechos delictivos contra la propiedad, pero esto principalmente en países donde el crecimiento es desigual, donde unos pocos se llevan el dinero y el chorreo a los más pobres es mínimo. Crecimiento con desigualdad traerá conflicto, en un país donde además las instituciones no están fortalecidas y donde el narcotráfico juega un rol clave en el panorama delictual, el conflicto puede ser muy violento.