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La recuperación del área conquistada por el yihadista Estado Islámico (EI o ISIS) en Irak y de la ciudad de Al Raqa, la “capital del califato” en Siria, ha provocado el colapso total del grupo en los territorios que controlaba.
El 9 de diciembre, el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, anunció el final de la guerra contra el ISIS en Irak tras asegurarse el control de los últimos reductos que quedaban en manos de los terroristas en un país desangrado durante tres años y medio.
La alocución del también líder de las Fuerzas Armadas se produjo después de que las fuerzas iraquíes, con el apoyo de la coalición internacional – capitaneada por EEUU -, se hicieran con el control de las zonas fronterizas entre Irak y Siria.
Una dura campaña militar que ha supuesto la pérdida de miles de vidas humanas, pero también un golpe fatídico para los terroristas, que ya habían sufrido un fuerte revés al ser expulsados en julio de Mosul, tras casi nueve meses de ofensiva, que causó la completa destrucción del oeste de la segunda ciudad más importante del país.
Mosul, considerada la “capital” en Irak para los yihadistas, fue un lugar simbólico para la organización terrorista, pues ahí su líder, Abu Bakr al Bagdadi – dado por muerto en varias ocasiones, aunque ninguna confirmada – proclamó el “califato” el 4 de julio de 2014 en la emblemática mezquita de Al Nuri, dinamitada por los propios terroristas el 21 de junio ante el acoso militar.
Una incesante batalla que culminó el pasado 10 de julio con el anuncio de Al Abadi, vestido de uniforme militar, de la liberación total de la urbe.
Desde ese momento, las fuerzas conjuntas iraquíes apoyadas por la coalición internacional, el ejército kurdo o “peshmergas” y las milicias progubernamentales Multitud Popular, respaldadas por Irán, se centraron en acabar con los distintos focos extremistas que resistían en Irak.
Un mes después del anuncio de liberación de Mosul, se lanzó una campaña militar, que terminó en menos de tres semanas, en la comarca de Tel Afar, situada al oeste de Mosul, donde muchos líderes terroristas se aglutinaban y donde habían huido tras la derrota de Mosul.
Desde ese momento, las tropas gubernamentales planificaron y lanzaron ofensivas para acabar a una velocidad sorprendente con los terroristas que sobrevivían en áreas pobladas como Al Hauiya, en la provincia petrolera de Kirkuk (norte), o Al Qaim o Raua, junto a la frontera siria, en el oeste de Irak.
De hecho, la comarca de Raua fue la última zona habitada controlada por el ISIS, que la perdió el pasado 17 de noviembre, lo que provocó que los terroristas se replegasen en zonas despobladas y desérticas fronterizas con Siria, y donde según Al Abadi ya han sido “eliminados”.
Al otro lado de la frontera, en Siria, la pérdida de Al Raqa ha supuesto un golpe moral y estratégico para los yihadistas, que desde su derrota en la ciudad, el pasado 17 de octubre, han visto como sus dominios se han ido reduciendo drásticamente en Siria.
En poco más de cuatro meses, las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por milicias kurdas y respaldada por EEUU, consiguieron vencer a los radicales en la antigua “capital de su califato”.
Las FSD iniciaron su campaña militar en la población de Al Raqa el pasado 6 de junio, aunque llevaban luchando contra el ISIS en la provincia desde noviembre de 2016.
Mientras, en el otro gran feudo del ISIS en el territorio sirio, la región de Deir al Zur, los extremistas no han hecho más que perder territorio frente a las FSD y el Ejército sirio, apoyado por la aviación rusa.
Tanto las FSD como las fuerzas armadas sirias comenzaron en septiembre dos operaciones militares por separado en Deir al Zur contra los yihadistas.
Desde esa fecha, las tropas gubernamentales han recuperado las principales urbes de la región, como su capital homónima, Al Mayadín y Al Bukamal, y han expulsado al EI de áreas al oeste del río Éufrates a su paso por Deir al Zur.
Por su parte, las FSD han progresado frente a los extremistas en lugares al este del Éufrates.
Tal ha sido el retroceso de los radicales en Siria en los últimos meses que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció a principios de diciembre la completa derrota del EI en el país árabe.
Sin embargo, los radicales todavía conservan áreas del este de Deir al Zur y Homs, así como dos pequeños reductos en la región central de Hama y en Al Quneitra y Deraa (sur), donde opera la facción Ejército de Jaled bin Walid, vinculada al ISIS.
También está presente en el campo de refugiados palestinos de Al Yarmuk, en el sur de Damasco y en distritos vecinos.
(Fuente: EFE / Susana Samhan y Yáser Yunes)
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