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Yakarta | La lucha contra la crisis climática en Indonesia se libra entre devastadores incendios que amenazan la biodiversidad de sus bosques, los octavos más grandes del planeta, y han convertido al cuarto país más poblado del mundo en uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero.
Este año, los incendios quemaron 857.000 hectáreas durante la temporada seca y las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaron los 709 millones de toneladas, según los cálculos del Servicio de Monitorización Atmosférica Copernicus.
Estas emisiones superaron ampliamente las de los incendios en el Amazonas en 2019, estimadas en 579 millones de toneladas, y sitúan a Indonesia entre los diez mayores emisores de dióxido de carbono del mundo, al nivel de países desarrollados como Alemania o Corea del Sur.
La principal razón es que gran parte del territorio indonesio quemado es turbera, un suelo rico en materia orgánica y carbono, que a pesar de estar protegido por el Gobierno es quemado para abrir paso a cultivos como el aceite de palma.
Además de la turbera, Indonesia es un lugar crucial en la lucha contra la crisis climática, ya que es el cuarto país más poblado del mundo con más de 265 millones de habitantes y su masa forestal, la octava mayor del planeta, desempeña un importante papel en la absorción de dióxido de carbono.
Sin embargo, un estudio publicado este año por la Universidad de Cambridge y la consultora YouGov reveló que cerca de dos de cada diez indonesios niegan que el cambio climático se deba a la acción del hombre.
“Es un problema de cómo comunicar el cambio climático, no les importa que la temperatura suba un grado o dos, pero si les decimos como afecta a la producción de arroz, de café, entenderán su importancia”, explica a Efe el científico del Centro Internacional para la Investigación Forestal, Herry Purnomo.
A nivel energético, Indonesia es el tercer país con mayor número de centrales de carbón en fase de construcción, un total de 23, únicamente superado por China e India, y la energía renovable representa tan solo una décima parte del total.
El Gobierno se ha comprometido a reducir las emisiones un 29 % para 2030 y a alcanzar un porcentaje de energías renovables del 23 % del total para 2025, unos objetivos que han sido cuestionados por activistas medioambientales.
Esta ausencia de interés en la emergencia climática fue puesta de manifiesto en las elecciones generales celebradas el pasado abril, en las que tanto el actual presidente indonesio, Joko Widodo, como su principal rival, Prabowo Subianto, ignoraron el problema en los debates electorales.
Además, el archipiélago de más de 17.500 islas situado en pleno anillo de fuego del Pacífico, es uno de los lugares más vulnerables a desastres naturales como avalanchas, riadas y sequías, y la subida del nivel del mar.
“Hay una relación muy clara entre el aumento de los desastres y el cambio climático”, afirma Purnamo.
En 2015, los incendios en Indonesia arrasaron una extensión de 2,6 millones de hectáreas y provocaron una emergencia medioambiental y sanitaria regional que también afecto a países vecinos de Indonesia como Malasia o Singapur.
Científicos prevén que el año que viene, al igual que en 2015, el fenómeno climatológico cíclico de “El Niño” provoque un clima extremadamente seco y dificulte la prevención y contención de los incendios forestales.
Indonesia afronta otros retos medioambientales como la amenaza de extinción de cientos de especies, entre ellas el orangután, el rinoceronte de Sumatra o el tigre de Sumatra, así como el vertido de plásticos al océano, ya que es el segundo país del mundo que arroja más residuos de este tipo al mar.
Fuente: EFE