(Foto: Wikimedia)

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Su primera misa en 30 años quisiera celebrarla con el cardenal Miguel Obando, obispo emérito de Managua. Así lo declaró el sacerdote Miguel D’Escoto a la prensa, al agradecer la decisión del Papa Francisco de levantar la suspensión que le había impuesto en 1984 Juan Pablo II por considerar que su actividad política no era compatible con el ejercicio del ministerio sacerdotal.

Son las vueltas de una historia que, en Nicaragua, tras el derrocamiento de la dictadura de Somoza, tuvo a ambos religiosos en bandos contrarios: D’Escoto, como canciller (1979-1990), y Obando, como acérrimo crítico del gobierno sandinista.

Otros tiempos

Hace años ya que Obando y el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, optaron por la reconciliación, sellada con la promulgación de una severa ley contra el aborto. Y también en el Vaticano soplan vientos diferentes a los de 1984, cuando había un Papa forjado en los rigores de la Guerra Fría y el entonces cardenal Joseph Ratzinger estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Ese cargo lo ocupa hoy otro alemán, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, una figura cercana a Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la Teología de la Liberación.

Fue a instancias de Müller que el papa Francisco recibió en audiencia privada el año pasado a Gutiérrez y a más tardar desde entonces se especula acerca de un posible acercamiento entre el Vaticano y los simpatizantes de la Teología de la Liberación.

El gesto del Papa

El levantamiento de la sanción contra D’Escoto también puede dar pie a interpretaciones en esa línea. “El Papa de seguro estaba consciente de eso, pero a todas luces fue para él más importante sentar una señal de misericordia“, opina el sacerdote jesuita Martin Maier, doctor en teología y profundo conocedor de la Teología de la Liberación.

Como un gesto de humanidad lo ve también monseñor Pirmin Spiegel, director general de Misereor, la Obra Episcopal de la Iglesia Católica alemana, dedicada a la lucha contra la pobreza en América Latina y otros continentes.

“Por una parte, con este gesto el Papa accedió al deseo del Padre D’Escoto de poder, tras tantos años de suspensión, volver a celebrar la misa antes de morir; por otra, creo que es una expresión del amor de Dios hacia los seres humanos que el Papa siempre destaca. Este es un gesto concreto que veo en el contexto de muchos otros gestos del Papa en los últimos meses”, señala.

La opción preferencial por los pobres

En ese contexto, monseñor Spiegel no descarta una posible línea de acercamiento del Vaticano a la Teología de la Liberación. “La Teología de la Liberación plantea que el lugar dentro de la sociedad está al lado de los pobres, los preferidos de Jesús en todo el Evangelio; Miguel D’Escoto fue uno de los sacerdotes que intentó vivir esta opción también en la política partidista, lo cual naturalmente estaba y está en ‘desarmonía’ con las normas de la Iglesia”, explica.

Y acota que, sin embargo, “el papa Francisco viene de Latinoamérica y sabe que en los años 80 y 90 todo era visto bajo el prisma de la Guerra Fría”.

Martin Maier dice, por su parte, que el papa Francisco “no es un teólogo de la liberación”, pero su visión de una “Iglesia pobre para los pobres“ y su postura a favor de un orden mundial más justo, responden a inquietudes fundamentales de esa corriente.

Fe y justicia

“La Teología de la liberación ha seguido desarrollándose en el curso de los últimos 40 años; quizá no despierte la misma atención que en sus inicios, pero sus principales inquietudes, la opción preferencial por los pobres y la relación entre fe y justicia, siguen siendo actuales”, subraya el sacerdote jesuita.

El papa Francisco ha definido el capitalismo desenfrenado como una “nueva tiranía invisible”, exhortando a “decir no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Y, en el marco del nuevo contexto mundial, el debate dentro de la Iglesia Católica no es el mismo de hace décadas, indica monseñor Spiegel.

¿Cabría esperar entonces un mayor acercamiento y también la rehabilitación también de otros teólogos de la liberación? “No se trata tanto del concepto de la Teología de la Liberación; se trata de los gestos, de las opciones, de la forma de ver el mundo”, señala el director general de Misereor. Y afirma que, “en este sentido, con el papa Francisco, una porción de esa realidad, la de los propios pobres, ha llegado al Vaticano”.

(Fuente: Deutsche Welle )