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Los restos del sacerdote católico francés Jacques Hamel (85), que el pasado 26 de julio fue asesinado por dos jóvenes vinculados con el yihadista Estado Islámico (EI, ISIS o Daesh) al interior de una iglesia, recibieron el último adiós en una ceremonia religiosa celebrada en la catedral de Ruán, en medio de una gran cantidad de personas y estrictas medidas de seguridad.

El arzobispo de Ruán, monseñor Dominique Lebrun, se dirigió a los responsables del atentado, dos muchachos de 19 años que poco después del asesinato del sacerdote fueron abatidos por la policía francesa.

“Vosotros, a los que la violencia diabólica atormenta, vosotros, a los que la locura asesina lleva a matar (…) rogad a Dios que os libere del demonio. Nosotros rezamos por vosotros, rogamos a Jesús que sane a quienes están bajo el poder del mal”, afirmó el monseñor Lebrun.

“Estamos heridos, aterrados, pero no acabados”, añadió el líder religioso dirigiéndose a toda la comunidad católica.

Al acto religioso acudieron representantes de las confesiones protestante, judía y musulmana, además de casi 2.000 personas. En representación del Gobierno de Francia se hizo presente el ministro de Interior y de Cultos, Bernard Cazeneuve.

Los restos del padre Jacques Hamel serán enterrados en estricto privado familiar y en un lugar que todavía no se conoce.