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La policía arrestó a 44 personas y los manifestantes quemaron otro carro de la policía, lanzaron piedras y botellas y rompieron vidrieras de la alcaldía durante la segunda noche de protestas en Ferguson, Missouri.
Los desórdenes se desataron el lunes por la noche tras la decisión del gran jurado de no inculpar a un policía blanco por la muerte de un adolescente negro ocurrida el 9 de agosto.
No obstante, las autoridades dijeron que la noche había sido más tranquila que la anterior, en la que 66 personas fueron arrestadas y quemados 12 edificios, dos carros de la policía y varios automóviles de un auto lote de la ciudad.
Más de 2.000 guardias nacionales fueron desplegados en múltiples locaciones. Estuvieron detrás de las líneas de la policía, pero vestían trajes antimotines y se formaron como para controlar los desórdenes.
Las protestas se extendieron a 170 ciudades en 37 estados de todo el país, donde miles de personas cortaron carreteras y puentes para pedir justicia.
El presidente Barack Obama dijo el martes que deploraba los actos destructivos de la noche anterior, los cuales calificó de criminales agregando que los responsables deben ser procesados.
Pero siendo el primer presidente negro de EEUU añadió que comprendía que mucha gente estuviera furiosa por la decisión del gran jurado.
El mandatario dijo que las frustraciones de los manifestantes tienen “raíces profundas en muchas comunidades de color que tienen la sensación de que nuestras leyes no siempre se cumplen de manera uniforme o justa”.
Horas antes, los padres de Michael Brown aparecieron en una conferencia de prensa en una iglesia de Ferguson, junto a sus abogados y al líder de los derechos civiles, Al Sharpton. Describieron la decisión del gran jurado anunciada el lunes como “completamente injusta”.
Por su parte, el oficial Darren Wilson que fue quien mató a Brown hizo sus primeros comentarios públicos sobre lo que sucedió el día de los hechos.
En una entrevista con la cadena de televisión ABC, Wilson dijo haber temido por su vida durante la confrontación con el muchacho, al que describió como “grandote” y fuerte, y aseguró que Brown intentó quitarle su arma.
Wilson, quien ha quedado con permiso con goce de sueldo desde entonces, dijo que su conciencia estaba limpia “porque sé que hice mi trabajo bien”.
El jurado que decidió no presentar cargos contra el oficial Wilson estuvo conformado por nueve personas blancas y tres negras.
(Fuente: Voz de América )