Foto referencial. (Cortesía Casa Blanca)

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Los estadounidenses celebran el Día del Trabajo, un feriado nacional que celebra la contribución de los trabajadores, que también marca el final no oficial del verano.

El primer lunes de septiembre se convirtió en feriado oficial en 1894, después de que los sindicatos del país se organizaran.

Durante décadas, las ciudades aprovecharon la ocasión para organizar grandes desfiles en honor a los trabajadores fabriles sindicalizados.

Los sindicatos han visto decaer su membresía de manera constante en los últimos 30 años con el crecimiento de la tecnología y la globalización de la economía mundial. En 1983, 20% de los trabajadores estadounidenses hacían parte de los sindicatos en comparación con el 11% en 2012.

Sin embargo, con el paso de los años, los sindicatos han visto cómo el trabajo que han hecho ha dado resultados con la obtención de muchos beneficios consagrados en la mayor parte de los lugares de trabajo, incluidos la semana de cinco días de trabajo, así como la asistencia sanitaria y vacaciones pagadas por los empleadores.

Muchas empresas estadounidenses todavía se oponen activamente a la sindicalización de sus trabajadores.

En la actualidad buena parte de los miembros de los sindicatos trabajan para los gobiernos locales, estatales y federales en los llamados “empleos de cuello blanco” o de oficina, y ya no en las fábricas donde comenzó el movimiento obrero, los trabajadores llamados de “cuello azul”, por el color de los uniformes de los empleados fabriles.

El Día del Trabajo EE.UU. se celebra como un día libre donde los trabajadores tienen la oportunidad de disfrutar del día en familia, con picnics y paseos, y en algunas comunidades es el último día antes de que los niños regresen a clases para el inicio de un nuevo año escolar. (Voz de América )