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Cada vez más jóvenes musulmanas de occidente se unen al Estado Islámico. Detrás de esta decisión, hay algo más que la aventura y la protesta contra las sociedades en que viven.
Con casi la mitad del tortuoso camino recorrido hacia los territorios del Estado Islámico, dos jóvenes estadounidenses fueron detenidas en Frankfurt por la policía alemana, que al final las devolvió a su país. Al igual que ellas, muchas otras jóvenes europeas y norteamericanas emprenden el camino y consiguen su objetivo de llegar a Siria. En comparación con los miles de voluntarios masculinos de las milicias sunitas, son todavía pocas. Pero cada vez hay más.
Katherine Brown, experta en terrorismo del King’s College de Londres, calcula que unas 200 mujeres han salido de Europa para participar en la guerra de Siria.
“El Estado Islámico ofrece una utopía política”, aclara la investigadora a DW. Estas mujeres tienen una idea romántica de los dominios del EI. Como causa, Brown alega el debate político sobre el Islam en Europa, a raíz del cual muchos musulmanes se sienten desplazados. Pero también interviene el factor de aventura de muchas mujeres y hombres a la hora de adentrarse en territorio extraño. Algunas quieren comprometerse con el Califato: “Quieren formar parte de algo nuevo, como madres del estado o mujeres en la lucha“, aclara Brown.
Más jóvenes que los varones del EI
Desde Renania del Norte-Westfalia, el director de la agencia estatal de Protección de la Constitución, Burkhard Freier, cree que unas 25 mujeres viajaron para unirse al EI. “Son muy jóvenes, más jóvenes que los hombres. Tienen entre 16 y 20 años”, aclara. Casi todas proceden de familias de emigrantes. Freier también cree que hay diferentes razones que llevan a la radicalización. A estas mujeres les falta orientación y reconocimiento, como les suele pasar a los jóvenes. Además, hay una cultura de la protesta y el deseo de separarse de su propia familia.
“Hay casos puntuales en los que alegan que viven mejor con el velo en Siria que en Alemania”, dice Freier apuntando también al papel de la idea romántica de casarse con un “futuro mártir”.
Mujeres detrás de la línea
Las jóvenes seguidoras del EI se radicalizan a través de Internet, siguiendo videos, blogs o comentarios en la red social Facebook, publicados por mujeres que ya están en la zona. En la red encuentran desde propaganda hasta consejos referentes a las privaciones de la vida en el campo de batalla. Para los estrictos salafistas del EI, hay poca libertad de actuación para la mujer, que queda relegada a dos funciones: acompañante fiel de un guerrero y madre. No está previsto que participen en la acción armada. Pero aun así, algunas se atreven a intervenir en actos violentos o aparecen como luchadoras.
Freier no cree que las mujeres participen directamente en la lucha. “Intervienen en labores de vigilancia y apoyo de los hombres”, precisa. Muchas se dan cuenta de sus limitaciones una vez que llegan allí, pero para dar la vuelta, generalmente ya es demasiado tarde.
Según informaciones de la prensa, ese fue precisamente el caso de dos jóvenes austriacas. Después de haber pasado seis meses con el EI y haber contraído matrimonio con milicianos, avisaron a sus amigos porque ya no podían soportar el derramamiento de sangre. Pocos meses antes, ambas habían publicado fotos con armas y cubiertas por un velo, afirmando que estaban dispuestas a morir por Alá. Tanto para Brown como para Freier, la radicalización está más relacionada con la política y la protesta que con la religión. Algunas parten con una idea vaga del Islam, aclara la experta: “Hay gritos, banderas negras y los cánticos de los videos, pero se preocupan poco de la teología”.
(Fuente: Deutsche Welle )