(Foto: Cortesía Morguefile)

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Un avión que realiza vuelos de larga distancia despega y desaparece poco después del radar. ¿Cómo es posible que un aparato de ese tamaño y de una envergadura de más de 60 metros desaparezca de repente?

“No significa necesariamente que el aparato se haya estrellado”, dice Jörg Handwerg. No obstante, añade que, tras cierto tiempo, “tendría que aparecer de nuevo en algún sitio”.

Jörg Handwerk es piloto comercial y trabaja para la Asociación Alemana de Pilotos Comerciales e Ingenieros de Aviación. Aclara que, a pesar de que los sistemas de radar son componentes fijos del control del tráfico aéreo, no pueden ser, sin embargo, colocados en todas las partes del mundo. “Encima de los océanos los radares no tienen cobertura, ya que su alcance es limitado”.

Radio y radar

Para determinar la posición de los vuelos de pasajeros en el aire, las estaciones de radar terrestres envían señales que, posteriormente, son reflectadas por los aviones. Puesto que sobre el agua no hay estaciones receptoras de este tipo, los aviones desaparecen de las pantallas de los radares en cuanto se alejan de tierra firme.

“Una vez que se acercan de nuevo a la costa vuelven a aparecer”, asegura el piloto. Lo que no significa, en absoluto, que todos los viajeros sean invisibles una vez que sobrevuelan un océano a 10.000 metros de altura: el contacto por radio funciona, al igual que el radar, como instrumento de monitorización, y funciona “casi en todas las partes del mundo”. Según Jörg Handwerg, los pilotos permanecen en contacto regular con los controladores aéreos con el objetivo de comunicar su posición: “Por lo general volamos por rutas fijas. Son como autopistas. En el trayecto hay puntos definidos, que son los que se comunican a los controladores”.

Encontrar el lugar de la caída

Aún en el caso de que se produzca un accidente aéreo, momento en el que la observación del radar y el contacto por radio dejan de ser posibles, un avión puede ser localizado. Puesto que muchas partes del mundo están pobladas, en el momento en que se produce un accidente la noticia se extiende rápidamente. A parte de esto, cada aparato cuenta con una caja negra, la cual, en caso de accidente, enviaría una señal.

“No obstante, bajo el agua, las cajas negras no pueden señalar su posición a mucha profundidad. Por lo tanto, en el caso de que un avión se estrelle en mar abierto, la señal no podrá ser recibida desde la superficie”, añade Handwerg.

A pesar de ello, se puede llegar a utilizar otro procedimiento para localizar los restos de un avión en el lecho marino: la técnica del sonar, parecida a la monitorización por radar, y que también funciona por señales.

Con esta técnica estaba equipado el robot submarino del Instituto Leibniz para las Ciencias Marinas (IFM-GEOMAR) que ayudó a localizar, en 2009, el avión de Air-France que se estrelló frente a las costas de la isla de Fernando de Noronha, en Brasil.

(Fuente: Deutsche Welle )