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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó este jueves una orden ejecutiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que produce el Gobierno federal en un 40 % durante la próxima década, dentro de sus esfuerzos por combatir el cambio climático.
El texto, firmado por Obama en el Despacho Oval, también fija como objetivo que la electricidad que consume el gobierno federal provenga en un 30% de fuentes de energía renovables.
Además, según la Casa Blanca, estos esfuerzos se verán complementados con “compromisos” de empresas como IBM, GE, Honeywell y HP, que están entre los principales proveedores del Gobierno y que reducirán también sus emisiones de los gases responsables del efecto invernadero.
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Obama no hizo declaraciones al firmar la orden, pero después se desplazó al Departamento de Energía, donde visitó una instalación de paneles solares en el tejado del edificio y destacó que EEUU se está convirtiendo en un país “líder” en energía solar.
“El año pasado fue el mejor para la energía solar en nuestra historia”, comentó Obama al apuntar que su Gobierno está demostrando que “es posible” que la economía crezca y, a la vez, hacer “lo correcto” para luchar contra el cambio climático “de una manera seria”.
Las metas establecidas en la orden ejecutiva emitida hoy son “ambiciosas”, pero también “alcanzables”, sostuvo.
De acuerdo con la Casa Blanca, las acciones combinadas del Gobierno y las empresas comprometidas reducirán las emisiones de gases de efecto invernadero en 26 millones de toneladas métricas para 2025 con respecto a los niveles de 2008.
Eso equivale a retirar casi 5,5 millones de automóviles de las carreteras durante un año.
Estas nuevas acciones presentadas este jueves refuerzan el compromiso anunciado por Obama en noviembre pasado para que EEUU reduzca sus sus emisiones para 2025 entre un 26 y un 28 por ciento con respecto a los niveles de 2005, como parte de un ambicioso acuerdo con China.
Este acuerdo de alto nivel entre EEUU y China busca promover un pacto a nivel global ante la conferencia sobre el cambio climático que tendrá lugar en París en diciembre próximo.
Esa conferencia busca alcanzar un acuerdo global vinculante sobre cambio climático que pueda sustituir a partir de 2020 al protocolo de Kioto.
Será la primera vez en los más de veinte años de historia de las negociaciones climáticas en la que todos los países sin excepción, desarrollados y en desarrollo, tendrán que comprometerse a acciones para combatir este problema global.
No obstante, algunos países en desarrollo se han mostrado hasta ahora reticentes a anunciar grandes contribuciones, por considerar que cierta factura energética es inevitable para el crecimiento económico y que los mayores esfuerzos deben recaer en los países más ricos y más contaminantes.
Tras los objetivos de reducción de emisiones marcados por EEUU, China y la Unión Europea (UE), quedan por anunciar los compromisos de países como Brasil, Rusia, India, Sudáfrica, Japón, Canadá, y Nueva Zelanda.
La semana pasada, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, pidió a las naciones emergentes que no repitan “los errores” que cometieron en el pasado su país y otras potencias, y se comprometan este año de forma decisiva a reducir sus emisiones de carbono con una apuesta por las energías limpias.
Pese a los compromisos del Gobierno de Obama en la materia, en EEUU algunos políticos, especialmente republicanos, todavía son escépticos sobre el cambio climático y sus efectos.
Hace unos días, el Centro de Florida para el Periodismo de Investigación (FCIR) reveló que el gobernador de ese estado, el republicano Rick Scott, ordenó a los funcionarios del Departamento estatal para la Protección del Medioambiente que no usaran los términos “cambio climático” o “calentamiento global” en documentos oficiales, algo que él ha negado.
(Fuente: EFE)