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Casi trece años después de revelarse que Irán desarrolló durante 18 años un programa nuclear secreto de intenciones sospechosas, la diplomacia se ha apuntado hoy un tanto al lograr un histórico acuerdo que pretende garantizar que Teherán no fabrique la bomba atómica.
Un día histórico. Así coincidieron hoy en Viena al anunciar este acuerdo los ministros de Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, y de Estados Unidos, John Kerry , los principales actores de unas conversaciones que se han prolongado durante casi dos años de tediosa, complicada y, por momentos tensa negociación.
Un acuerdo que, en palabras de Zarif “no es perfecto para nadie” pero es lo que se han conseguido “y es un logro importante”.
Negociando frente a Irán han estado, además de EEUU, los otros países con derecho a veto en la ONU (China, Francia, Reino Unido y Rusia) y Alemania.
Kerry y Zarif, representantes de dos países sin relaciones diplomáticas desde 1980 y que se siguen considerando mutuamente como “el gran satán” y un miembro del “eje del mal”, destacaron que este acuerdo muestra lo que se puede lograr con la diplomacia y el diálogo y abre esperanzas a la solución de otros conflictos.
El acuerdo nuclear se ha concretado en un documento de más de 100 páginas cuya redacción ha costado miles de horas de discusión de cientos de expertos en siete capitales.
Pese a su complejidad, el contenido puede resumirse en dos aspectos principales.
Por el primero, Irán se compromete a reducir enormemente su programa atómico durante 10 años para que, en ese plazo, le sea imposible fabricar un arma atómica en menos de 12 meses.
Para ello, recortará su programa de enriquecimiento de uranio, que no sólo fabricara mucho menos de ese combustible sino que lo hará a una pureza inferior al 3,67 por ciento, apta para aplicaciones civiles pero insuficiente para un arma nuclear.
También se deshará de la mayor parte del uranio que tiene almacenado, sólo usará su maquinaria de tecnología más antigua y destinará una de las instalaciones que usaba para enriquecer uranio sólo a la investigación.
La otra vía hacia el arma nuclear, la del plutonio, quedará cortada con la remodelación de la planta de agua pesada de Arak, que quedará inutilizada para posibles usos militares.
Además, todo el circuito del programa nuclear iraní, desde la extracción de uranio en la mina, a la compra de materiales en el extranjero a la maquinaria y las instalaciones, estará estrechamente vigilado por el* Organismo Internacional de Energía Atómica* (OIEA ).
“Si Irán no cumple, lo sabremos y lo sabremos rápido”, tranquilizó John Kerry.
Si cumple todos esos compromisos, Irán se verá recompensado de forma escalonada con el levantamiento de sanciones que ahogan su economía, especialmente las que vetan sus ventas de petróleo y la mantienen aislada de los circuitos financieros y comerciales internacionales.
Se estima que el fin de las medidas de castigo liberarán unos 100.000 millones de dólares procedentes de la venta de crudo a los que Irán no tiene acceso ahora por estar congeladas en el extranjero.
“Estimo que las sanciones se levantarán dentro de cuatro a seis meses, siempre dependiendo de la cooperación de Irán“, advirtió el secretario de Estado norteamericano, que reconoció que esas medidas “han afectado a las vidas de los iraníes”.
Además, el acuerdo contempla el levantamiento del embargo de armas convencionales dentro de ocho años o cuando el OIEA confirme con toda rotundidad la naturaleza exclusivamente pacífica de las actividades nucleares de Irán, lo que puede durar varios años.
En caso de que Irán incumpla su parte, se aplicaría un mecanismo para que las sanciones vuelvan a estar en vigor.
John Kerry también quiso tranquilizar a sus aliados de Israel y el Golfo Pérsico y recordó que las sanciones que se refieren a la violación de los derechos humanos, la promoción del terrorismo o el programa de misiles balísticos, seguirán en vigor.
También respondió a las críticas por parte de los sectores más conservadores del Partido Republicano en Estados Unidos, que afirman que la Casa Blanca ha cedido ante Irán.
Kerry aseguró que no habido concesiones estadounidenses a Irán y que se trata de un buen pacto, que será respetado también por futuras administraciones en la Casa Blanca.
“Quién sea nuestro siguiente presidente, estoy seguro que va a ver la sabiduría de este acuerdo”, señaló el secretario de Estado.
El acuerdo nuclear entre Irán y las grandes potencias tendrá que ser ahora refrendado por los Parlamentos de Irán y de Estados Unidos, donde la mayoría republicana puede causar problemas.
Fuente: EFE