Parlamento británico legalizó los matrimonios entre personas del mismo sexo. (Foto: flickr.com/asterix611)

Parlamento británico legalizó los matrimonios entre personas del mismo sexo. (Foto: flickr.com/asterix611)

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A raíz de la reciente legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en el Reino Unido, además de la aprobación, por parte de la Asamblea Nacional de Francia, de este tipo de unión, es interesante hablar sobre esta institución, considerada por algunos sectores como sagrada.

Una de las mayores objeciones por la legalización de los matrimonios homosexuales por parte los sectores más conservadores es que su legalización socava el lugar sagrado que tiene esta institución en la sociedad.

En algunos casos, como lo fue el del Reino Unido, los conservadores y la Iglesia de Inglaterra no objetaban la legalidad de uniones civiles, aunque sí que estas se conviertan en ‘matrimonios’.

Otro caso, quizás más icónico, de la necesidad de proteger este término fue la promulgación de la Ley de Defensa del Matrimonio, firmada durante el gobierno del presidente Bill Clinton, que definía este tipo de uniones como solo entre hombre y mujer.

Un artículo de opinión de Slate, escrito por Brian Palmer, señala que en un principio el matrimonio era primariamente un acuerdo legal y solo en los últimos mil años se transformó completamente en la institución sagrada que conocemos ahora.

El texto señala que el matrimonio se desarrolló independientemente en centenares de civilizaciones, por lo que incluso es difícil señalar el momento en que se volvió una institución. Sin embargo, el texto nota que en la mayoría de las culturas, como la sumeria, romana y griega, la unión de dos personas, considerada como matrimonio, era más que nada un proceso legal, en el que ambos participantes acordaban una serie de compromisos y deberes hacia su pareja.

Palmer señala que para los antiguos judíos la situación es menos clara, situación agravada por el hecho que los traductores del Antiguo testamento no concuerdan si traducir la palabra matrimonio como ‘contrato’ o como ‘convenio’.

Sin embargo, la mayoría de documentos que describen los matrimonios judíos detallan una serie de obligaciones legales y contienen muy poco del lenguaje espiritual.

Fue a partir del Nuevo Testamento que el matrimonio se vio más relacionado con la Iglesia, con la presencia de Jesús en una boda que fue bendita con la transformación de agua en vino. A partir de siglo V, un pequeño grupo de cristianos empezó a comparar al matrimonio con el bautismo, pero* solo a partir de 1200 pasó esta institución de ser un contrato legal a un sacramento cristiano.*