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El Pentágono todavía podría invertir muchos dólares en interpretar el lenguaje corporal de Putin para ganar la partida. Pero una cosa está clara: en el conflicto de Ucrania, el jefe del Kremlin tiene muchos ases en la manga, mientras los medios de Obama amenazan con agotarse.
Obama tenía previsto este año el regreso de miles de soldados estadounidenses estacionados en Afganistán. Una de las rutas preferidas era Rusia, aclara Christopher Chivvis, experto en defensa del Thinktank RAND, en Washington.
“Creo que Estados Unidos es muy vulnerable en la Red de Abastecimiento del Norte (NDN-Northern Distribution Network)”, dice Chivvis en referencia a una línea de distribución de material a las tropas de Afganistán.
Precisamente a través de esa vía debería proceder la retirada de 38.000 soldados. Durante la Guerra de Afganistán, cerca del 40% del material militar estadounidense llegaba por ahí, y Washington paga casi 1.000 millones de dólares al erario ruso por pasar. Ahora, Obama espera que Putin siga necesitando esos ingresos.
“Si Putin frena nuestras posibilidades, tendremos problemas”, dice Chivvis. La retirada no solo sería más cara, sino también mucho más arriesgada
Alternativas peligrosas
En este caso, para la colonia militar estadounidenses solo quedaría disponible una peligrosa ruta a través del territorio pakistaní dominado por los talibanes hasta embarcar las tropas en la ciudad portuaria de Karachi.
La otra opción de salir volando con todo el material sería muy caro. Pero para Chivvis, todavía se podría pensar en otra ruta. “Hay una línea al sur de la red NDN a través del Cáucaso”, aclara el experto, “creo que se está intentando llevar más material que el previsto por esa vía sobre la que Rusia no tiene autoridad”.
Vuelta atrás
Con la elección de esa vía, serían cuestionables las concesiones que Estados Unidos tendría que hacer a algunos países como Georgia, Armenia o Azerbaiyán. Entretatanto, Putin ni siquiera atiende a la ruta de retirada. Pero sí comenzó a socavar proyectos importantes del Gobierno de Obama. Como el acuerdo cerrado con el expresidente ruso Dimitri Medejev, que obligaba a Rusia y a EEUU a reducir el número de cabezas nucleares permitiendo inspecciones por ambas partes.
Putin se niega ahora a permitir inspecciones del extranjero. Una maniobra que, pese a ser poco afortunada, no significa el final de la alianza para el desarme, aclara el politólogo David Cortright del Instituto de Investigación de Conflictos de la Universidad Notre Dame de Indiana. “Creo que se puede aceptar siempre que no sea a largo plazo”, continúa el experto. “Hay otras vías para investigar las instalaciones militares rusas y aunque no podamos inspeccionar los equipos durante un tiempo, no significa que sea un peligro irreversible”.
Para Cortright y otros expertos, es mucho más peligrosa la señal enviada otros países como Corea del Norte o Irán violando el acuerdo de desarme. O incluso otros problemas más acuciantes para Cortrigh,t como el compromiso de Ucrania del Memorándum de Budapest de 1994 para entregar 1600 cabezas nucleares. Como contrapartida, EE.UU., Rusia y Gran Bretaña acordaron garantizar la integridad territorial de Ucrania. Ahora, Rusia consideró nulo este acuerdo.
“El colapso de las garantías de seguridad que se ofrecieron a Ucrania en 1994 podría tener consecuencias para el desarme”, teme el experto, una premisa muy importante para convencer a otros países de que entreguen sus armas.
Además, Putin tiene otra baza que jugar. En las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán, el dirigente ruso podría interponerse al igual que hizo en la entrega de las armas químicas de Siria. Sobre todo porque en el caso de Irán nunca se mostró especialmente colaborativo, aclara Chivvis: “Ahora dependerá unicamente de las negociaciones bilaterales entre EE.UU. e Irán”.
Estrangulado
Ante las sanciones económicas que pretende Estados Unidos, Putin también tiene posibilidades de contraataque, cree Cortright. Podría estrangular la economía europea cortando el flujo de energía. Para EEUU, un deterioro extra “con la única intención de separar EEUU de Europa”, haciendo vacilar a esta última entre la dependencia del gas para la economía o el apoyo las sanciones impuestas por Washington.
Pero el peor efecto de la agresión de Putin a Crimea es muy distinto. Con su comportamiento ante las leyes internacionales y los derechos humanos perdió toda autoridad y podría desestabilizar el orden internacional.
“Se ha debilitado la esperanza de cumplir principios internacionales en los que se apoyan las Naciones Unidas, dice Cortright: “El principio del Derecho Internacional está amenazado”. Contra eso, la Unión Europea, Estados Unidos y otros países deberían permanecer unidos.
“Es una amenaza para el orden internacional y hay que impedirlo a través de todas las vías pacificas posibles”, continúa el experto. Estados Unidos lo dijo claro: un conflicto militar sería lo peor. No es una opción. Pero aparte de eso, a Obama ya le quedan pocos ases en la manga.
(Fuente: Deutsche Welle )
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