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Santiago de Chile | La economía chilena crecerá en 2019 entre dos y tres décimas menos que el 2,6 % estimado debido a la inactividad que está provocando la crisis social, porcentaje que podría disminuir aún más si no se halla a tiempo una solución política a las demandas ciudadanas que han provocado este estallido.
Esta apreciación es compartida por varios expertos consultados por Efe ante los ya más de diez días de manifestaciones sociales en el país, mayormente pacíficas pero con episodios de violencia que han parado o disminuido la actividad comercial y de servicios durante todo este tiempo, y que ya dejan unos 20 muertos.
La ciudadanía pide que se hagan profundas reformas al modelo neoliberal chileno, exitoso en cifras macroeconómicas pero despegado de la población, que cobra sueldos muy bajos, recibe pensiones aun inferiores y no puede ahorrar por las deudas que genera a lo largo de su vida para costear la educación y la salud.
La solución a la crisis es política y dependerá del calado de las reformas que el Gobierno este dispuesto a emprender para satisfacer esas demandas, algo que tendrá que hacer de tal forma que no ponga en riesgo la confianza país para que este siga siendo atractivo a los ojos de los inversionistas y de la iniciativa privada.
EFECTO EN EL CRECIMIENTO ECONÓMICO
“El crecimiento del año se va a ver afectado. El consenso del mercado habla de que habrá de 2 a 3 décimas menos de crecimiento. El Banco Central (BC) de Chile estimaba un crecimiento para 2019 en un rango del 2,6 % y hoy estamos hablando de 2,3 % a 2,4 % de proyección para este año”, dijo a Efe Francisco Catañeda, economista y doctor en geografía económica de la Universidad de Santiago.
El mercado no es capaz de prever escenarios futuros, pero la caída del crecimiento podría ser mayor si la situación se agudiza y no se le da una salida política, advirtió el experto.
La opinión es compartida por el profesor de economía de la Universidad Diego Portales Felipe Balmaceda, quien indicó que este fenómeno social está teniendo “unas pérdidas productivas enormes” que hacen que la economía se mueva poco y aseguró que ya va a tener un impacto en el Producto Interior Bruto (PIB).
El BC también se mostró taxativo y afirmó que “los complejos eventos que han ocurrido en el país durante los últimos días tendrán efectos en la evolución de la economía” y “en el corto plazo, la actividad se verá afectada por la paralización parcial del país y el daño a la infraestructura”.
“Hacia el mediano plazo será importante la magnitud y velocidad de la reconstrucción, el impacto sobre las expectativas y los efectos de las medidas anunciadas por el gobierno”, señaló el emisor.
LAS CIFRAS MACRO NO LLEGAN A LA GENTE
La economía chilena ya no crece a cotas cercanas al 6 %, como en 2010, pero se mantiene en torno al 2,7 % y 3 %; su deuda pública no alcanza al 26 % y su déficit fiscal es inferior al 2 %; la situación de reservas internacionales del BC es sólida y el país cuenta con ahorros soberanos en Estados Unidos gracias al precio del cobre.
Se trata de una economía sana desde el punto de vista macroeconómico pero cuyos guarismos, a la vista del presente estallido social, no llegan a la gente. El modelo no está distribuyendo bien, “se requiere algo más”, aseveró Castañeda.
El especialista indicó que la pobreza se ha reducido fuertemente en Chile en los últimos años pero que existe una clase media que denuncia una alta concentración de la riqueza y reclama mayores y mejores expectativas de vida y más derechos sociales.
REFORMAS SOCIALES
Las soluciones a esta situación pueden venir por dos vías, según Castañeda: hacer un cambio radical del modelo económico o acometer reajustes en el modelo pero no cambiarlo, modificando áreas como el sistema de pensiones, la educación y la salud pública, entre otras.
“El problema principal es político, no económico (…). Desde el punto de vista de los equilibrios macroeconómicos, el país los tiene”, dijo a Efe Sergio Bitar, exministro de Minería (1973), Educación (2003-2005) y Obras Públicas (2008-2010) durante los gobiernos de Salvador Allende, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, respectivamente.
Bitar apuntó así a hacer una reforma tributaria con nuevos impuestos, a reformar la salud y la educación pública y a hacerlo de “una manera gradual” pero “con una orientación gradual”.
El profesor Balmaceda expresó que las reformas han de generar “una movilidad social” y señaló al mercado laboral como el problema de que el modelo previsional chileno no funcione.
“DIEZ AÑOS DE VACAS FLACAS”
Acometer estas reformas sitúa al país ante el reto de aumentar el gasto público sin dañar la confianza país y la inversión externa.
“Si el sistema político no procesa bien la salida de la crisis, con negociación y con concesiones a los grupos sociales, hay un riesgo de que el país pierda su atractivo en términos de emprendimiento e iniciativa privada”, dijo Castañeda.
Para el exministro Bitar hay margen para aumentar el endeudamiento público, que en estos momentos no llega al 26 % y “es de los más bajos del mundo”, y aumentar el gasto social.
El punto más pesimista lo puso Balmaceda, quien vislumbra “diez años de vacas flacas” para la economía chilena “dada la situación que ha estallado y las medidas que hay que tomar para financiar reformas sociales que van a suponer montones de distorsiones en la economía”, expresó.
Fuente: EFE/Rubén Figueroa
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