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En lo que va del año, tres autoridades de la región Amazonas fueron asesinadas a manos de sicarios. Los crímenes no tenían vinculación aparente hasta que las investigaciones revelaron que las muertes fueron coordinadas desde Lima y el móvil en todas fue la repartición de obras y las riñas por la adjudicación de millonarias licitaciones.
Un reportaje de la revista Caretas da cuenta del alarmante crecimiento del sicariato en el Perú: de enero de 2012 a junio de este año se han registrado 130 homicidios de este tipo en el país. En febrero, un joven de 16 años mató a tiros al vicepresidente regional de Amazonas, Augusto Wong.
Los agentes descubrieron que el autor intelectual del crimen fueron el alcalde de la localidad de Cajaruro, Domingo Guerrero, y su asesor, Martín Berterún. Ello debido a que Wong invocó a la Contraloría para la adjudicación de una obra de S/.20 millones en la zona que Guerrero quería para una empresa familiar.
Guerrero contactó para el crimen a Álex Campo, ‘Borrego’, cabecilla de la banda ‘Los Sanguinarios de Bagua’, quien planeó el crimen desde Lima, pues está preso en Piedras Gordas desde 2012. Los asesinos del alcalde de Camporredondo, Efraín Cieza, también están vinculados a este grupo criminal.
Según la PNP, los autores intelectuales de este asesinato son el teniente alcalde de Camporredondo, Alberto Altamirano, y el tesorero de la comuna, Odar Rubio. El primero pagó S/.20 mil para acabar con la vida de Cieza, pero fue detenido la semana pasada por su vinculación con este crimen.
Asimismo, los sicarios que ultimaron al burgomaestre de Cochamal, Jorge Arista, fueron contactados en Lima. La policía sindicó a su esposa, Niña Vargas, y su amante, Edwin Ruiz, como los presuntos autores intelectuales.