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Por José Miguel Silva / @jomisilvamerino
Historia de la corrupción en el Perú es una contribución académica fundamental del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y del Instituto de Defensa Legal (IDL) que intenta responder la pregunta: ¿Cuánto afecta la corrupción al desarrollo del Perú?
Para Alfonso Quiroz (1956 – 2013), estamos frente a un problema sistémico que no solo permanece en el tiempo, sino que además cambia, se perfecciona y se torna por momentos incontrolable y lesivo para los intereses de millones de peruanos que, aún después de sucesivas bonanzas, siguen siendo pobres.
Conversamos con Marcos Cueto, historiador e investigador del IEP, sobre esta publicación, que es quizá el más destacado aporte que dejó Alfonso Quiroz como legado no solo a aquellos que estudian historia sino al país en general.
Que Historia de la corrupción esté finalmente impreso y al alcance de todos es de alguna manera un homenaje a Alfonso Quiroz.
Sin duda. Alfonso fue un historiador económico muy destacado y conocido en el extranjero y en el Perú. Llegó él a corregir y a revisar la traducción en español, y sí, el libro es un homenaje a una trayectoria muy destacada.
¿Cómo recuerda usted al autor de Historia de la corrupción en el Perú?
Yo lo conocí a los 16 años. Juntos estudiamos Historia. Siempre fue muy emprendedor. Estudiamos en los 70 y nos graduamos en los 80. En aquella época, la tendencia era que los intelectuales viajen a Europa a estudiar un posgrado. Él, rompiendo esa tradición, se fue a Estados Unidos. Desde allá ayudo a conseguir becas para muchos estudiantes peruanos que se formaron en ese país. Yo lo recuerdo como una persona muy vital, que vivía como mucha intensidad y que solía trabajar muy disciplinadamente.
¿Existen estudios históricos tan completos sobre la corrupción en el Perú o estamos frente a un libro innovador?
Es un libro innovador, definitivamente. Hubo estudios previos, pero hechos ya muchas veces por personas que han denunciado la corrupción. Alfonso revisa esos casos. Jorge Basadre, Francisco García Calderón, Héctor Vargas Haya, Mario Vargas Llosa, entre otros, eran personas que tenían un rol intelectual pero también político. No obstante, este es el primer estudio sistemático y bien documentado, basado en nuevas evidencias de archivos del Perú. No se trata de una publicación con un fin político, sino más bien con la intención de responder la pregunta de por qué el Perú no se ha desarrollado. Para Quiroz, la corrupción es una de las principales respuestas a esta pregunta.
La publicación tiene siete capítulos, desde la colonia hasta el inicio del siglo XXI. ¿Cuáles fueron las principales formas de corrupción presentadas durante la época colonial?
En la colonia hay un antecedente importante. Muchas veces los cargos públicos se vendían. Quienes los adquirían pensaban que tenían que recuperar la inversión, a través de la explotación o los negocios que tenían a su cargo. Esa actitud ha sido un legado que se mantiene hasta la actualidad. Muchos consideran que los cargos públicos son una inversión por la cual deben recibir una recompensa posterior a la inversión que hicieron para llegar a ellos.
¿Qué nivel de conocimiento existía en torno a los casos de contrabando y de enriquecimiento de funcionarios en el Perú de entonces?
Lo que generalmente piensan los historiadores es que a fines de la colonia, la Corona española impulsó las reformas borbónicas, que entre otros fines tenían el objetivo de disminuir la corrupción. La conclusión a la que Quiroz llega es que las reformas impulsadas desde España fracasan. En medio de ese fracaso se funda la República peruana. En unas condiciones muy precarias en lo institucional, y en medio de esa cultura de la corrupción. Por eso él usa el término corrupción sistémica.
¿Fueron los caudillos o jefes militares los responsables de la mayoría de actos de corrupción en el inicio de la República peruana?
Sin duda. Quiroz asocia el autoritarismo civil o militar, pero principalmente este último, como momentos de alta corrupción. Sobrevaluación de los bienes públicos, o de las deudas que se tenían que pagar o favores a grupos empresariales especiales. Sin duda, en el siglo XIX la inestabilidad política y la falta de instituciones favoreció la institución.
La bonanza del guano llega después. Sus contratos monopólicos y esa costumbre de cobrar sobornos en cada transacción. Todo se hizo costumbre.
Como que muchos empresarios se acostumbran a que no solo deban tener la calificación técnica para hacer una obra, sino que saben que a la vez tienen que pagar algún favor a un funcionario para lograr la licitación. Eso es un patrón de corrupción dentro del cual hay muchos cómplices. El Estado que crea las condiciones pero también otros sectores que participan de ella.
Luego de la derrota en la guerra y la pérdida de territorio, uno puede concluir que el Perú no aprendió nada. Los gobiernos sucesivos cayeron casi en los mismos errores y la corrupción no desapareció.
Muchas veces pensamos que la historia tiene un desarrollo lineal. Si lo vemos desde el punto de vista social o económico, como lo hace el libro, nos damos cuenta de que la historia es muchas veces circular. Los problemas se vuelven a repetir o a aparecen nuevamente cada cierto tiempo. Hay períodos de crecimiento como el que hubo en el guano. No se llega a aprovechar plenamente esa bonanza y se convierte en falaz, como diría Jorge Basadre. Principalmente porque no hay instituciones sólidas que permitan hacer sustentable el crecimiento y combatir la corrupción.
En los 40 ocurre una forma peculiar de corrupción. El cobro de cupos a los japoneses y alemanes que buscaban huir del país, en medio de la II Guerra Mundial. Esto confirma esta creatividad negativa de muchos peruanos para sacar provecho con fines personales.
Es cierto. Considero que Historia de la corrupción en el Perú es interesante porque tiene un enfoque muy amplio sobre este problema. Luego está la referencia a las políticas inestables y el cambio de las reglas de juego que favorecen ambas a la corrupción. La publicación trata de hacer un llamado a una verdadera igualdad de oportunidades, a un verdadero Estado liberal y a un verdadero fortalecimiento de las instituciones.
Además queda clara la ausencia de propuestas claras para combatir la corrupción. No se dan intentos serios en torno a ello.
Según el libro lo que falta muchas veces es una decisión política contundente para combatir este problema. Hubo personas que intentaron hacerlo, pero estuvieron aisladas. Además, los procesos de lucha contra la corrupción no concluyeron. Creo que eso se debió también a que muchos peruanos pensamos que la corrupción es un mal necesario o un pecado venial de los políticos o gobernantes. La idea de que mientras se haga obras se puede robar.
El libro básicamente cuestiona esa actitud, ¿no?
Efectivamente. La corrupción es un mal exponencial. Un presidente del Banco Mundial decía que este problema es como un cáncer. La corrupción no era tan intensa ni grave a comienzos de la República, pero en los últimos años ha aumentado de forma espectacular. Según el libro, especialmente en la época de Fujimori y Montesinos. Quiroz propone también la pregunta de por qué tenemos que resignarnos a tener una cultura de la corrupción. Deberíamos imaginar un país en donde sean más importantes los valores éticos y donde se limite al mínimo la corrupción estatal.
A finales de los 50, a través del diario La Prensa, se propone una iniciativa de moralización. ¿Cuál era el contexto del Perú entonces para que un medio de comunicación, a través de su director, tenga que hacerse cargo de una campaña así?
Sin duda, los periódicos han constituido una fuerza importante para defender los valores éticos. Son fundamentales. En la época de Beltrán hay un ejemplo del intento por modernizar al Perú de la segunda mitad del siglo XX. Un país que ya no era solamente Lima sino que se volvía un territorio más urbano, más costeño. Beltrán proponía reformas, pero se encontró con la oposición del sistema imperante y de varios intereses establecidos.
Luego viene la primera gestión de Belaúnde. Él llegó al cargo con frases motivadoras y llenas de valores. ¿Cuáles fueron los principales factores que impidieron que su discurso moral se haga realidad?
La resistencia alrededor de los intereses creados en torno a las grandes propiedades en el campo. No había un sistema equitativo ni reglas claras a favor del sistema. Quiroz considera que en el siglo XX, el período de Leguía y el de Fujimori fueron los de mayor corrupción.
Ocurrió en el gobierno de Belaúnde el escándalo de la Página 11. Un tema que 40 años después sigue siendo casi una leyenda.
Sí. Esto indica que la falta de transparencia es algo habitual y que tomamos con resignación. Historia de la corrupción en el Perú apunta a que debemos cambiar esa actitud.
Los militares llegaron al poder con un discurso de crítica al sistema político. No obstante, ya adentro se llenaron de propiedades, de autos, de lujos. Hicieron todo lo contrario a lo que proponían.
Quiroz pide ver más allá de las ideologías. Había un discurso ideológico en la época del primer gobierno militar o de la primera gestión de Alan García. La falta de libertad o el control de los medios de comunicación también favorecen a la corrupción. El libro estima lo que nos ha costado la corrupción. Según él, el 40% del presupuesto nacional se pierde por este problema. Un país en vías de desarrollo debe crecer al 8% para salir de la pobreza. De esta forma, más o menos la mitad de la falta de desarrollo en el Perú se ha debido a la corrupción. No es la única causa, pero sí una de las principales.
Aparte de la caída del fujimorismo, ¿en qué otro momento de la historia del Perú republicano hubo un pico de indignación popular en torno al tema de la corrupción?
Sin duda, lo hubo al final del gobierno de Leguía, que cayó aparatosamente y en medio de una gran crisis económica. Hay un juicio que él no llega a ver la sentencia final porque muere. Hay turbas populares que realizan saqueos en la capital. Aunque claro, el que tenemos más cercano en la memoria es el momento en que se da la caída de Fujimori y Montesinos, porque es reciente.
El libro concluye que el fujimorismo fue el régimen donde hubo mayor corrupción en el Perú.
Quiroz estima en US$14 mil millones el dinero perdido por este tema durante esa década. Yo creo que la corrupción es un tema que crece. No debemos tener una actitud pasiva ante ella porque el problema podría acabar devorando al Estado. La lucha contra la corrupción tiene dos facetas: aumentar las penas y el control, pero también ir por la parte educativa. Es momento de empezar a discutir temas que parecen menores, como por ejemplo, plagiar en las universidades o sobornar a los policías.