En un anterior encuentro en 2016, los estados miembros no lograron ponerse de acuerdo en torno a un programa de trabajo para el periodo 2017-2020 (Foto: Wikimedia)

En un anterior encuentro en 2016, los estados miembros no lograron ponerse de acuerdo en torno a un programa de trabajo para el periodo 2017-2020 (Foto: Wikimedia)

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Los Estados miembros de la Convención Internacional sobre la Prohibición de Armas Biológicas se reúnen esta semana en Ginebra para tratar de determinar, aún pese a la falta de consenso, en qué áreas se debería avanzar para poder profundizar y adaptar el tratado a los tiempos actuales.

La Convención, que data de 1975, es el principal instrumento internacional sobre la prohibición y la prevención del uso de armas biológicas y sobre la respuesta internacional en el caso que se utilicen, pero los expertos consideran que se ha quedado desfasada ante las nuevas tecnologías y amenazas emergentes.

En un anterior encuentro en 2016, los estados miembros no lograron ponerse de acuerdo en torno a un programa de trabajo para el periodo 2017-2020, por lo que uno de los principales focos de la reunión de esta semana será elaborar dicha agenda.

El problema recae en que, como hace un año, los países no se ponen de acuerdo sobre lo qué deben negociar, es decir, no se puede establecer un programa de trabajo porqué no hay consenso sobre lo que se debe discutir.

Algunos países querrían entablar la discusión sobre la necesidad de que la Convención se dote de un instrumento legal de obligado cumplimiento para implementar un mecanismo de verificación de lo establecido en el tratado.

Es decir, un mecanismo dependiente de la Convención pero independiente de los países que pudiese verificar si el tratado se está cumpliendo o no.

“El no contar con un instrumento de estas características hace que tengamos que fiarnos de información externa y muchas veces parcial”, explicaron fuentes diplomáticas implicadas en el proceso de negociación.

“El problema recae que muchos países no quieren un sistema de verificación. Algunos argumentan aspectos de seguridad nacional, otros la posibilidad de que se hagan públicos secretos industriales, otros arguyen problemas de propiedad intelectual, etc”, agregó.

Otros países abogan por que el tema de la verificación se deje de lado y se avance en otros aspectos como la asistencia entre países en caso de desastre biológico.

Otro tema a tratar sería el intercambio de muestras, material o equipamiento biológico con fines pacíficos, el problema es que algunos países tienen miedo de que las transferencias puedan llevar a la proliferación.

Asimismo, otro de los temas claves de las deliberaciones debería ser el estudio del impacto de los avances en biología sintética, o la edición de genes.

“Hoy en día hay amenazas que no se podían ni imaginar cuando se redactó el tratado, por eso habría que actualizarlo, el problema es cómo y por donde empezar”, explicó la misma fuente.

Además es crucial el debate sobre la amenaza del uso de armas biológicas por parte de actores no estatales.

Actualmente no hay constancia de que ningún país esté desarrollando armas biológicas, pero sí sobre el deseo de algunos actores armados no estatales de usar este tipo de armas, algo que cada vez está más al alcance de la mano gracias a los avances tecnológicos.

Además, los expertos temen que el hecho de que en el conflicto sirio se hayan usado armas químicas por parte de diversos actores, ha roto el tabú del uso de armas prohibidas, y puede abrir la puerta a que se utilicen también armas biológicas.

Asimismo, se debería ahondar en la discusión sobre cuál debería ser la respuesta de la comunidad internacional ante un ataque con armas biológicas.

(Fuente: EFE)