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El aumento récord de los préstamos de la banca china en enero ha activado las alarmas ante lo que algunos expertos consideran una “burbuja” del crédito y ha puesto de relieve la dependencia del endeudamiento de la segunda economía mundial.
Los bancos chinos establecieron el mes pasado su máximo registro histórico de créditos al emitir nuevos préstamos valorados en 2,51 billones de yuanes (345.000 millones de euros), multiplicando por cuatro los 597.800 millones de yuanes (82.200 millones de euros) de diciembre, anunció esta semana la Comisión Reguladora de la Banca.
Hay consenso entre los analistas en que el fuerte impulso que experimentaron los nuevos préstamos en enero puede estimular el ralentizado crecimiento económico de China a corto plazo, pero también en que a la larga puede incrementar los riesgos de impago.
Las tres grandes agencias de calificación, Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch, han lanzado advertencias en las últimas semanas sobre el peligro que supone dejar para más adelante una reducción del endeudamiento de la economía china.
“El alto y creciente grado de endeudamiento en la economía es una importante vulnerabilidad estructural”, destaca a Efe el director de la división de deuda soberana en Asia Pacífico de la agencia de calificación Fitch, Andrew Colquhoun.
Este analista explica que los datos de enero tienden a ser “ruidosos” por el efecto estacional del Año Nuevo Lunar (Año Nuevo Chino), pero que en este caso se han visto favorecidos por la relajación de las políticas del banco central para apoyar el crecimiento.
Entre noviembre de 2014 y octubre del año pasado, el banco central chino rebajó seis veces los tipos de interés, además de reducir en otras cinco ocasiones los coeficientes de caja – las reservas que los bancos están obligados a no prestar -.
Aunque es habitual que el crédito suba a comienzos de año, cuando se renuevan las cuotas de préstamos autorizados por el Gobierno y se desbloquea así la financiación de proyectos que se habían quedado sin ella a finales del ejercicio previo por haberse alcanzado el máximo permitido, el incremento de enero fue especialmente alto.
Así, los bancos prestaron el mes pasado un 70,2 % más que en enero de 2015 y un 32,8 % que en marzo de 2009, el anterior récord mensual del crédito con 1,89 billones de yuanes (al cambio actual, 260.000 millones de euros).
Con todos esos nuevos créditos, el Gobierno espera alimentar una expansión económica dentro de lo que considera un “rango razonable” y que, a falta de que se divulgue en unos días la meta de crecimiento oficial, se ha cifrado en entre un 6,5 y un 7 %.
La explosión crediticia de enero, en todo caso, ha puesto en primer plano un problema que sobrevuela la economía china desde hace tiempo: su excesiva dependencia del endeudamiento.
Desde que el Gobierno chino puso en marcha un gigantesco plan de estímulo de 4 billones de yuanes (562.000 millones de euros, al cambio actual) para eludir la crisis financiera internacional de 2008, la deuda pública y privada del país se ha cuadruplicado.
Según los cálculos de la consultora McKinsey, el total de la deuda alcanza ya un 280 % del producto interior bruto (PIB) nacional.
Pese a que el crecimiento económico de China se ralentizó en 2015 hasta un 6,9 % – su ritmo más bajo desde 1990 -, los nuevos créditos aumentaron un 18,26 % el año pasado, acelerándose respecto al alza de un 9,9 % de 2014.
El economista de la Universidad de Hong Kong Dragon Tang descarta, en declaraciones a Efe, que las autoridades chinas estén dando prioridad al crecimiento a corto plazo sobre la reducción de la deuda y afirma que más bien están tratando de combatir el “pánico” de los mercados.
“El riesgo es que haya demasiada volatilidad, entonces la gente perdería la confianza y no invertiría ni innovaría, lo que podría provocar crisis y paro a gran escala. Sería muy malo que esa crisis ocurriera antes de que China acabara la mayoría de sus reformas y preparar sus mecanismos de mercado”, analiza Tang.
El profesor de la Universidad de Hong Kong confía en que la reducción de la deuda es “una prioridad máxima” para Pekín, aunque Colquhoun, el analista de Fitch, se muestra más escéptico y cree que para que China adopte un modelo de crecimiento menos dependiente de la deuda harán falta “más reformas estructurales y más profundas”.
“Hasta que no se hagan progresos en estas reformas advierte el analista de Fitch, la carga de la deuda, y el riesgo, continuarán aumentando”.
EFE
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Esta nota fue publicada originalmente el 20.02.2016