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Inaugurado el 15 de agosto de 1914 después de unos 34 años de construcción el proyecto tuvo un alto costo en víctimas humanas; unos 7.000 trabajadores murieron víctimas de epidemias y accidentes.
Por su geología y clima parecía imposible que la obra llegara a buen término, pero su culminación fue un triunfo de la revolución industrial convirtiéndose la vía acuática en precursora de la globalización, que promovió el comercio y enriqueció a naciones industrializadas y en desarrollo.
“En estos últimos cien años el papel del canal ha sido decisivo para el proceso globalizador; durante décadas el Canal de Panamá fue una arteria clave en el comercio entre América, Europa y Asia, y ha dado un gran impulso a Centroamérica, particularmente a Panamá. Ha sido estratégico para Estados Unidos y por supuesto, para las potencias europeas, que tenían un enorme interés en el canal y que hasta fines del siglo XIX compitieron con Estados Unidos por su control“, afirma el historiador Stefan Rinke, de la Universidad Libre de Berlín.
Aunque el itsmo de Panamá ya era utilizado por los nativos para acortar distancias entre la costa del Mar Caribe y la del Pacífico, el sueño de construir un paso acuático se remonta a la llegada de los europeos.
“Cuando Cristóbal Colón llegó a América buscando un acceso a la India, en un primer momento se consideró a la tierra recién descubierta como un impedimento más para llegar a la India. Pero pronto se dieron cuenta los conquistadores que América prometía grandes riquezas“, añade Rinke.
Francia pionera
Los franceses liderados por el conde Ferdinand de Lesseps y la Compañía Universal del Canal Interocéanico, fueron pioneros en su construcción que aspiraba a reproducir el Canal de Suez, es decir, sin exclusas. Sus esfuerzos estuvieron acompañados de la ‘leyenda negra‘ provocada por las numerosas muertes entre los trabajadores.
“Morían por distintas causas, el clima cálido y tropical propagaba enfermedades tropicales como el cólera y la malaria. Pero tampoco respetaban las medidas de seguridad, muchos morían en accidentes laborales. Los arquitectos e ingenieros contaban con mano de obra barata y abundante proveniente de una población empobrecida integrada por ex esclavos que tomaban agradecidos cualquier oportunidad de empleo. Llegaban como trabajadores migrantes y eran tratados mal, había prejuicios racistas entre los patrones europeos, pero también por parte de los estadounidenses“, explica el historiador.
Las obras comenzaron en 1881 y enfrentaron, además de epidemias y enfermedades, un terreno accidentado. Una maniobra corrupta para hacerse de fondos acabó con el proyecto de Lesseps, que tuvo que abandonarlo después de 20 años. La construcción del canal fue asumida por quien había sido el ingeniero en jefe, Philippe Jean Bunau Varilla, que se propuso seguir la sugerencia de Gustave Eiffel de construir el canal a base de esclusas que se adaptaran al relieve de la región.
Independencia de la Gran Colombia
“Cuando se hizo patente la posibilidad de construir el canal con capital francés, estadounidense y británico se desató en Panamá un movimiento independentista que fue respaldado por la élite panameña que condujo finalmente a la independencia. Pero fue a un alto precio. Este nuevo canal que cruzaba el territorio del recién fundado país sería manejado por Estados Unidos que tenía derechos soberanos sobre la vía acuática y por un precio ridículo”, afirma Rinke.
La recién fundada República de Panamá, que se había independizado de la Gran Colombia, terminó vendiendo los derechos de construcción a Estados Unidos por 10 millones de dólares y una renta anual de 250.000 dólares, a través del Tratado Hay-Buanu-Varilla.
Durante los diez años en que Estados Unidos construyó el Canal trabajaron en la monumental obra más de 56.000 personas, la mayoría caribeños, pero también italianos, griegos, chinos y unos 7.000 españoles. Unos 5.600 murieron por fiebre amarilla, malaria y accidentes.
“Para Estados Unidos el canal tenía un significado militar estratégico, incluso para su propia seguridad, lo que utilizaron como argumento para apoderarse del control del canal. Instalaron sus tropas, sus tiendas, construyeron viviendas, incluso tenían el derecho a intervenir en Panamá si había problemas políticos internos. Los panameños eran discriminados, eran observadores tolerados“, abunda el historiador.
Fuera Estados Unidos
Las prerrogativas que gozaba Estados Unidos fueron muy cuestionadas, hasta que el presidente panameño, Omar Torrijos, firmó con el presidente estadounidense, Jimmy Carter, un acuerdo que devolvía a Panamá el control completo del canal a fines de 1999, lo que puso también fin a la presencia militar estadounidense en su territorio.
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP), que administra la vía desde el 2000 se ha propuesto llevar a cabo una ampliación del canal que permitirá el paso de buques de carga de hasta 12.000 contenedores, el triple de la capacidad actual, lo que duplicará la capacidad en el traslado de carga de 300 a 600 millones de toneladas anuales. Sin embargo el anuncio de la posible construcción de un Gran Canal de Nicaragua, un sueño tan anhelado como el Canal de Panamá mismo, sería una competencia indeseable.
(Fuente: Deutsche Welle )