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La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en San Diego, California (USA), ha atendido casi a la mitad de los cerca de 150 inmigrantes de la caravana provenientes de México que llegaron con la esperanza de que su solicitud de asilo político sea estudiada.
Este miércoles se atendieron a 49 inmigrantes, por lo que suman 74 casos procesados en los últimos tres días en el cruce PedWest de San Ysidro, en su mayoría madres con sus hijos, según la cuenta de activistas de la asociación proinmigrantes Pueblo Sin Fronteras, quienes acompañan al denominado “viacrucis” que comenzó en México con unos 1.500 centroamericanos.
A su arribo al puerto fronterizo el pasado domingo, los inmigrantes fueron notificados de que el puerto de entrada se encontraba a plena capacidad, dado “un incremento de llegada de personas indocumentadas en búsqueda de asilo o con casos complejos”, por lo que tendrían que esperar en México.
Desde la noche del domingo, decenas de inmigrantes de Guatemala, El Salvador y Honduras han acampado a las afueras del cruce peatonal de San Ysidro y, pese a que se ha recomendado esperar en albergues aledaños, los grupos han optado por mantenerse a la intemperie por miedo a perder su lugar en la fila.
Según consideran activistas de derechos humanos, la recepción de solicitudes es un paso más en un complejo e incierto proceso.
“Viene una parte difícil, sin demeritar el trayecto que ya han atravesado, pero algunos van a estar bajo detención y en unos casos existe el temor de separación de familias”, dijo a Efe Pedro Ríos, director del Comité de Amigos Americanos de San Diego.
Ríos es consciente de que los integrantes de la caravana “llegan con mucha esperanza”, pero confía en que los abogados asesores les han hecho saber cuáles son sus posibilidades.
“El riesgo de regresar a su país es tan serio que se ven en la necesidad de venir a buscar asilo a la frontera”, sostuvo y agregó que el gobierno de Trump ha fomentado un “mensaje equivocado” sobre la caravana, pues cree que ésta ha sido utilizada para impulsar políticas como la construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
“Se ha utilizado una narrativa (como de) invasión, cuando todos sabemos que la mayoría viene con la intención de entregarse”.
Una vez que declaren al oficial de aduanas que tienen miedo de regresar a su país debido a la violencia, callejera y doméstica, los individuos de la caravana serán llevados ante un oficial especializado en asilos, quien en base a una entrevista determinará si existe “un temor creíble de persecución o tortura”, han explicado autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
De ser así, el caso sería enviado a una corte de Inmigración y mientras que su proceso avanza, serían recluidos por tiempo indefinido en un centro para inmigrantes, ya sea en el sur de California o en otro estado de la franja fronteriza; incluso, en unos casos se les permitiría salir con un grillete electrónico.
En el año fiscal 2016, autoridades estadounidenses recibieron 65.218 peticiones, de las cuales se concedieron 8.726, según estadísticas del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
El resto de las peticiones fueron negadas, abandonadas o retiradas, entre otras circunstancias no especificadas en las estadísticas oficiales.
Fuente: EFE.
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