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A falta de dos días para la inauguración del Mundial Brasil 2014, el Gobierno llegó a un acuerdo con el Movimiento de Trabajadores sin Techo (MTST) con el fin detener las protestas durante el certamen.
El colectivo es el que más manifestaciones ha efectuado en los últimos dos meses contra los gastos públicos para organizar la Copa del Mundo. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aún tiene que resolver la huelga del metro de Sao Paulo.
El miércoles, en víspera del primer partido del torneo, se reiniciarían los paros si el Gobierno del Estado de Sao Paulo no vuelve a admitir a los 42 funcionarios que despidió por su participación en protestas por mejoras salariales. La huelga paralizaría la metrópoli.
El presidente del sindicato de trabajadores del Metro de Sao Paulo, Altino Prazeres, dijo que casi todos los 8.000 trabajadores dejaron de laborar antes de levantar la medida. Los trabajadores están dispuestos a negociar un aumento menor al 12% que pidieron originalmente si la compañía operadora, de propiedad estatal, ofrecía mejores prestaciones.
Sin embargo, la gerencia se ha negado a esa propuesta. Un tribunal laboral determinó que el aumento salarial debe ser del 8,7%. Una vocera de la compañía del metro rehusó contestar preguntas sobre la situación.