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Garajes con vacas y cabras en lugar de coches, invasión de animales en carreteras y un incesante trajín en mercados de ganado temporales convierte la populosa Dacca en un gigantesco establo urbano en vísperas de la celebración en Bangladesh de la festividad musulmana del Sacrificio.
El olor en las calles de la capital bangladesí, con unos 16 millones de habitantes, se va haciendo intenso conforme avanza la semana; en las esquinas brotan fajos de paja, el asfalto presenta manchas marrones y el omnipresente ruido de claxon se funde con mugidos y berridos.
El festival de Aid al Adha, celebrado con fervor en todo el universo islámico así como en este país con un 90 % de población musulmana, conmemora la ocasión en que Alá se apareció al profeta Ibrahim en un sueño y le pidió sacrificar a su hijo Ismail para demostrar su devoción.
Los comerciantes calculan que durante estos días en Bangladesh se llevan a cabo en torno a un tercio de las ventas de ganado vacuno de todo el año, una carne que la mayoría de los 160 millones de habitantes del país no se puede permitir con frecuencia por su elevado precio.
En media semana, la población realiza el que quizás es el mayor desembolso anual para comprar animales que serán sacrificados a partir del viernes y cuya carne consumirán en festines familiares y distribuirán entre pobres y seres queridos.
Al mercado de ganado de Gabtoli, el más grande y único permanente de la ciudad, llegan en estas fechas cientos de granjeros de todo Bangladesh con unas 200.000 cabezas de vacuno, según la Policía local, que ha dispuesto un despliegue especial para la ocasión.
Vacas, bueyes y búfalos, con precios que oscilan entre las 25.000 y las más de 200.000 takas (entre 321 y 2.575 dólares) en función de tamaño y raza, son exhibidos en hileras interminables en un recinto convertido en barrizal por las lluvias de las postrimerías del monzón.
No faltan tampoco cabras y corderos para aquellas personas con presupuesto más bajo, ni camélidos del Rajastán y otros lugares para familias acaudaladas que gustan de carne algo más exótica.
“Estos días son los más importantes del año para nosotros. Vendemos todo antes del comienzo del Aid”, dice a Efe Mohamed Monirul, un ganadero del distrito central de Khustia, que confía en encontrar clientes para su docena de reses.
Subraya con orgullo que la carne de sus animales es de gran calidad y que son bangladesíes y no de la India, país vecino del que tradicionalmente ha procedido una buena parte del ganado vacuno que se ha consumido en Bangladesh .
Pero desde hace varios meses el Gobierno indio, liderado por el hinduista BJP del primer ministro Narendra Modi, ha incrementado el control de la frontera común y ha frenado considerablemente el contrabando de ganado que, con unas 1,7 millones de cabezas anuales, representaba en torno al 40 % del mercado bangladesí, según fuentes del sector consultadas por Efe.
“Los precios de la ternera han subido mucho y las ventas han bajado, pero la gente sigue prefiriendo comprar vacuno para esta ocasión y hace el esfuerzo”, explica el granjero Mohamed.
Los compradores se pasean por el recinto, eligen su ejemplar y luego emprenden una complicada vuelta a casa con un acompañante de excepción nada habituado al caótico tráfico de Dacca, que se vuelve aun más denso con la marcha de parte de la población a sus aldeas para pasar allí la festividad.
Hay resbalones, caídas, animales que se resisten a avanzar, embestidas contra vehículos, rocambolescos cruces de calle en una ciudad donde por cada pocos metros se puede ver un inquilino sin ruedas en la calzada.
“Tengo desde ayer a mis vaquitas, no me gusta dejar las cosas para el último momento. Este año hemos comprado dos y disfrutaremos de buenos banquetes”, sonríe el joven Abdul, mientras muestra dos reses algo desganadas en el barrio de Dhanmondi atadas junto al portal de un bloque de viviendas.
Mañana a primera hora los matarifes comenzarán a sacrificar a los animales en alguno de los más de medio millar de puntos especiales dispuestos por la Administración, a los que se unirán decenas de lugares improvisados, y horas después la gente se recluirá en sus hogares para disfrutar de una de las fechas más esperadas del año.
(Fuente: EFE)
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