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La vida en la selva tropical no es sencilla y por eso algunas especies han desarrollado extraordinarios mecanismos de defensa, como lo hizo un polluelo en Sudamérica, del que se acaba de descubrir que intenta pasar desapercibido ante los depredadores tomando la apariencia de una oruga venenosa.
El hallazgo fue hecho por investigadores de la Universidad Icesi, de Cali (Colombia), que se cruzaron en la selva de Perú con un nido de la especie “Laniocera hypopyrra” y descubrieron que en situación de peligro los polluelos muestran unos plumones, con forma de unas largas barbas de color naranja brillante, con blanco en la punta y que los hacen parecer a una oruga tóxica de la familia “Megalopygidae”.
Gustavo Londoño, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Icesi, afirma que tras varias observaciones lograron establecer que el comportamiento de estas aves recién nacidas sugiere que cada vez que algo desconocido llega a su nido ellas “saben” que se tienen que comportar como una oruga, pero cuando escuchan el sonido familiar de sus padres se atreven a pedir alimento.
Fuentes de la universidad detallaron a Efe que esto lo comprobaron al observar, seis días después de iniciar su monitoreo, que al sacar al polluelo del nido, este no pedía alimento, como es habitual en este tipo de animales, sino que comenzaba a mover la cabeza lentamente de un lado para otro, como una oruga.
Por el contrario, cuando un ave adulta se acercaba, el polluelo movía la cabeza y producía su sonido particular para pedir comida, según la página web de la universidad.
El secreto de estos animales, que en su etapa adulta miden unos 20 centímetros, pesan en promedio 46 gramos y que habitan en la parte norte de América del Sur, está en su capacidad de “mimetismo batesiano”, un mecanismo por el que “especies que no son tóxicas imitan a especies tóxicas, para protegerse de los depredadores”, sostiene el experto.
(El polluelo asemeja una oruga venenosa a sus depredadores. FOTO: EFE)
Precisamente, esta habilidad fue la que llamó la atención de los investigadores.
“Los adultos de esta especie son de color gris, lo cual es muy distinto al color naranja de los plumones del polluelo”, explica Londoño al detallar las razones que los llevaron a profundizar su estudio.
Para llegar a este punto, Londoño y el también investigador de la universidad Icesi Duván García iniciaron hace algunos años un estudio en el Parque Natural del Manu, en Perú, para determinar la forma en que las aves modifican sus estrategias de anidación para protegerse de los depredadores y afrontar los cambios de temperatura.
En ese camino, se encontraron con el nido de la especie y también con ejemplares de una oruga venenosa de la familia “Megalopygidae” que era exacta en coloración y muy parecida en tamaño al polluelo.
Con esta habilidad, los polluelos “Laniocera hypopyrra” se unen a la lista de especies capaces de adoptar la apariencia de otras, como el asombroso pulpo “Thaumoctopus mimicus”, que es capaz de imitar a al menos otras 15 criaturas marinas.
El grupo de investigación se centró en la anidación porque considera que esta etapa es uno de los estados cruciales de la vida de las aves, pues del éxito reproductivo depende en gran parte que estas poblaciones sobrevivan a lo largo del tiempo.
“Durante la anidación, las aves se ven enfrentadas a un gran compromiso entre su propia supervivencia y la supervivencia de sus crías”, resalta la web de la Icesi.
En los últimos años, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) ha alertado de que las aves de la Amazonía están más amenazadas y el riesgo de extinción ha aumentado “sustancialmente” para cerca de un centenar de ellas en países como Colombia y Perú, que tienen la mayor diversidad de estas especies.
(Fuente: EFE)