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El empresario Miguel Ángel Ramírez Huamán, considerado por la Policía, según un reportaje de Punto Final, como uno de los principales sospechosos del asesinato de Luis Choy, negó estar detrás del crimen y haber tenido alguna relación con el reportero gráfico de El Comercio.
“Lo conocía de vista, nada más”, aseguró. Ramírez es socio del congresista Kenji Fujimori en la empresa Limasa, en cuyos almacenes se halló una carga de droga en marzo de este año.
Él también postuló al Congreso por Fuerza Popular cuando aún se llamaba Fuerza 2011. Sugirió que esta relación amical con el hijo de Alberto Fujimori podría ser la razón por la que la prensa lo ataca.
Pero dos vínculos importantes unen a Ramírez con Choy. El primero, que las hijas de ambos son compañeras de aula; el segundo, la presunta relación de la esposa del empresario, María Cristina Reyes Torriani, y el fallecido periodista.
Personas cercanas al periodista confirmaron que Choy era frecuentado e incluso acosado por Reyes y que Ramírez se habría enojado con él, al punto de amenazarlo. Testimonios citados por el reportaje indican que Ramírez encontró a Reyes saliendo de la casa del periodista en diciembre de 2012, aunque el empresario negó esta historia.
Documentos de la Dirincri establecen que, hasta el momento, Ramírez no ha sido interrogado respecto al crimen, aunque sí han pedido el testimonio de Reyes. La División de Homicidios aún sostiene que el motivo del crimen fue pasional.