Foto referencial. (Cortesía Morguefile)

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Al final el caso se cerró con un acuerdo judicial: el juzgado de Colonia impuso tres años y medio, cuatro años, y tres meses de condena a los acusados sicilianos. El delito: evasión fiscal y retención de sueldos. Los imputados habrían ocultado cerca de seis millones de euros de ingresos al Estado. Con una trama de unas 14 empresas fantasmas, se presentaron facturas falsas con otras constructoras para evadir impuestos ante la hacienda pública.

El interés mediático en esta sentencia fue enorme. Detrás del delito, se supone la presencia de la mafia en la industria de la construcción. Una opinión que, desde el punto de vista de la Justicia, no seria correcta, dice el portavoz del juzgado colonés Achin Hengstenberg. No se probó la conexión con la mafia ni se detectaron comportamientos similares, aclara el vocero.

“Es frustrante que se aplique una condena tan leve para *tal sistema de firmas fantasm*a”, dice a DW Anna Neifer, periodista y coautora del documental de la cadena ARD “Atención Mafia – Cómo las bandas criminales amenazan a Alemania”. Para su filmograma, siguió muy de cerca el proceso de Colonia con colegas de otros medios. “Según los documentos que investigamos, hay indicios de que alguno de los condenados tenía contactos con ex miembros de la mafia”. Pero aún así, Neifer esperaba esa sentencia: “Hubo un acuerdo claro para acortar el proceso”.

Un problema global

La presencia de la mafia en el propio territorio germano fue en tiempos pasados algo impensable en Alemania. Pero los tiempos han cambiado, creen los expertos. “Hace mucho que la mafia dejo de ser un fenómeno especifico de Italia convirtiéndose en un problema global”, dice André Schulz, presidente de la Asociación de Criminalistas de Alemania (BDK). “Durante mucho tiempo, Alemania fue un sitio de retirada y descanso para la mafia italiana. Pero entretanto, sabemos que hay diferentes grupúsculos mafiosos que realizan sus actividades aquí casi sin ser molestados”. Según el BDK, los sectores donde trabajan son drogas y comercio de armas, pero también construcción, bancos y juegos de azar.

“Los mafiosos participan en nuestra economía ocultos como empresarios y participando en licitaciones públicas. Por ejemplo, en la construcción se presentan con ofertas más baratas que la competencia legal”, dice Schulz. Según algunos medios, la Oficina Criminal de Renania de Norte Westfalia tendría un informe según el cual, la mafia italiana está muy metida en el sector de la construcción en ese estado. “Aquí no hay ni una gran obra donde la mafia no gane dinero”, diría el informe, cuya existencia no ha sido ni confirmada ni desmentida por la Oficina Criminal.

Según otro informe confidencial de la Oficina Federal para la Investigación Criminal, más de 460 supuestos mafiosos viven en Alemania, escribe el diario “Spiegel Online”. De ellos, más de la mitad pertenecen a la N’drangheta calabresa, 88 a la Camorra napolitana, 77 a la Cosa Nostra siciliana y 14 a clanes de Apulia. Para Sebastian Fiedler, director en Renania del Norte-Westfalia de la Asociación Federal de Criminalistas, hay pocos países en los que la mafia lo tenga tan fácil como en Alemania.

Negación

“El gran problema del tema aquí es que los alemanes siempre dicen: no tenemos mafia”, aclara el periodista Marko Rösseler, también coautor del documental. Rösseler y sus compañeros estuvieron investigando en ambos países y hablaron con fiscales e inspectores. La búsqueda fue diferente en Italia que en Alemania. “Hay que reconocer que allí la gente tiene más coraje que en Alemania a la hora de hablar de la mafia, o de combatirla”.

Para los protagonistas, Alemania se lo pone fácil a las estructuras mafiosas. “La mafia puede actuar casi sin ser molestada”, aclara el fiscal de Palermo, Roberto Scarpinato, en el documental. Mientras en Italia se puede detener a cualquiera que tenga relación con la mafia, miembros identificados de alguna organización mafiosa italiana pueden estar en Alemania sin ser llamados a cuentas”, dice Rösseler. “Falta la legislación correspondiente”, opina también Neifer. “Las autoridades italianas y alemanas tienen que colaborar más”.

Menos policía criminal

Para el presidente del Sindicato Federal de la policía, Oliver Malchow, hay relación entre la deficiente actuación contra la criminalidad organizada y la política de personal de la policía. “Desde hace años se reducen los efectivos”, aclara a DW. Esta medida está legitimada por las reducidas tasas de criminalidad, que no contemplan exactamente esos casos.

“Los responsables políticos ni siquiera saben que existen esas estructuras criminales y que necesitamos personal para actuar”, continúa. Además, muchos puestos se destinan a la lucha contra el terrorismo. “Por eso en estos sectores la situación es incluso crítica”, dice Malchow: “Políticamente todavía no se entiende su alcance y no existe el apoyo necesario, porque tampoco se pueden demostrar éxitos rápidos”.

(Fuente: Deutsche Welle )