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Once jóvenes salafistas deambulan vestidos con chalecos color naranja y patrullan en calidad de “policía de la sharía” las calles de Wuppertal. En Alemania se discute acerca de cómo actuar ante este fenómeno.
¿Broma inocua, o peligrosa provocación? Los autonombrados guardianes de la moral son salafistas y pertenecen al grupo radical musulmán que crece más aceleradamente en Alemania. El líder del grupo que tiene su sede en Wuppertal es el alemán Sven Lau, convertido al islam y quien hoy lleva el alias de Abu Adam. El miércoles pasado, él y otros salafistas hicieron rondas por el barrio del Elberfeld. En discotecas, cafés y ludotecas abordaron a jóvenes a los cuales aconsejaban alejarse del alcohol, las drogas y los juegos de azar.
Al episodio le siguió una ola de indignación en Alemania. “No toleraremos la sharía en territorio alemán”, dijo el ministro germano del Interior, Thomas de Maizière. “Es una justicia paralela ilegal”, señaló el ministro federal de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas.
Máxima atención con el mínimo esfuerzo. “Los muchachos lograron lo que querían”, dice Mathias Rohe, jurista y experto en asuntos islámicos, en entrevista con DW.
“La ola de indignación estaba dentro de sus cálculos”. En su página de Facebook, Lau publicó las notas de prensa relacionadas con su acción, incluyendo todas las tendencias, desde el tabloide Bild hasta el conservador FAZ. Bajo las publicaciones aparecen comentarios de apoyo por parte de seguidores del salafismo.
Señales de alarma
A todas luces, el grupúsculo salafista supo manejar el miedo que el islam despierta en Alemania. Rohe manciona algunas encuestas y estadísticas: “La mayoría de la población muestra un claro escepticismo, no en cuanto a los musulmanes que aquí viven, sino hacia el islam en general”. Los alemanes, dice, lo ven como una “amenaza abstracta”, que se concreta en las imágenes de bandas como el llamado Estado Islámico en Siria e Irak. El solo término “sharía” pone las alarmas en rojo, “independientemente de si se refiere a cuestiones terribles como la amputación de una mano, o la sola prohibición de beber alcohol”, agrega el experto.
La sharía o ley islámica comprende las obligaciones religiosas y las normas jurídicas que según esa doctrina regulan la vida, según la voluntad de dios. El grado en que es respetada determina la recompensa o la sanción en el más allá. Sus códigos abarcan la existencia tanto del individuo como de la comunidad. Teóricamente, su vigencia no se limita a la comunidad de fe musulmana.
“Sociedad pacífica”
En opinión de Mathias Rohe, la respuesta a la “policía de la sharía” debería abarcar tres aspectos. Además de perseguir posibles delitos, la reacción de la sociedad es importante, dice el experto. “Debe dejarse en claro que aquí tenemos una sociedad cuya libertad es necesario defender”, señala.
También sería necesario un debate dentro de la propia comunidad musulmana. Personas y organizaciones musulmanas deberían mandar el mensaje de que el radicalismo islámico no es compatible con sus principios. Este mensaje debería además llegar a los medios de comunicación.
“Los musulmanes transmiten constantemente sus opiniones, pero muchas veces no encuentran eco”, afirma el entrevistado. Las asociaciones musulmanas en Alemania a menudo se distancian de las acciones y pensamientos extremistas, y este caso no fue la excepción.
“Asumir funciones que le corresponden a la policía no es aceptable”, dice por ejemplo Ali Kizilkaya, del consejo Coordinador de los Musulmanes en Colonia. “Estas acciones dañan la imagen de los musulmanes, pese a que la mayoría no se identifica con ellas”, agrega Kizilkaya en entrevista con DW.
En una sociedad como la alemana, cada uno tiene la libertad de vivir su fe religiosa como mejor crea, considera el entrevistado, a quien también le indigna la atención que los medios le han brindado a la “policía de la sharía”.
Alejamiento del islam
El presidente del Consejo de los Musulmanes en Alemania, Aiman Mazyek, también considera que que las acciones de los salafistas dañan sobre todo a la propia comunidad musulmana. De hecho, agrega, muchos de los radicales se han alejado de la comunidad musulmana.
“Dicen que el nuestro es un islam demasiado suave, y que quieren seguir un camino más extremo”, indica Mazyek. ¿Cuál es la solución? “Combatir al islamismo con el islam, fortalecer a la comunidad musulmana moderada, tanto individual como colectivamente”.
De hecho, la comunidad musulmana de Alemania quiere enviar una clara señal a favor de la paz en Alemania. Bajo el lema “Musulmanes contra el odio y la injusticia”, las más grandes organizaciones musulmanas del país han convocado a manifestaciones pacíficas programadas para el próximo 19 de septiembre, en siete ciudades alemanas.
(Fuente: Deutsche Welle )