(AP/Reuters)

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La pequeña localidad de Newtown, en Connecticut (Estados Unidos), golpeada por una masacre que el presidente Barack Obama calificó de “mal sin escrúpulos”, realiza hoy los primeros dos de los 20 funerales por los niños que murieron asesinados en sus aulas el último viernes.

Las escuelas de todo el país reabren sus puertas a niños confundidos y temerosos, llenos de preguntas sobre por qué ocurrió la masacre y si están a salvo de que les ocurra lo mismo.

En una vigilia celebrada anoche en Newtown, Obama habló enérgicamente sobre las fallas del país a la hora de proteger a sus niños y exigió cambios en respuesta a los tiroteos con múltiples víctimas ocurridos en los últimos tiempos.

“No podemos tolerar esto más. Estas tragedias tienen que terminar. Y para acabar con ellas, debemos cambiar”, dijo, añadiendo que reunirá a fuerzas de la ley, profesionales de la salud mental y a otros especialistas para estudiar cómo se puede parar la violencia.

Pero antes de que todo eso llegue, las familias de las víctimas enterrarán a sus muertos. Noah Pozner y Jack Pinto serán los primeros.

Noah, con sus 6 años cumplidos el mes pasado, fue la víctima mortal más joven. El rabino de la familia ha contado que ha tratado de animar a la madre pidiéndole que se centre en sus otros cuatro hijos.

Jack, que también tenía 6 años, era un amante de los deportes. El jugador de los New York Giants Victor Cruz disputó el partido de fútbol americano del domingo con el nombre del niño en sus botas y en sus guantes.

Todos los niños asesinados en la escuela Sandy Hook Elementary tenían 6 ó 7 años. La directora de la institución, la psicóloga y cuatro docentes también murieron en el tiroteo.