François Barré-Sinoussi fue una de las investigadoras que descubrió el VIH en 1983. (Foto: Michael Fleshman/Flickr)

François Barré-Sinoussi fue una de las investigadoras que descubrió el VIH en 1983. (Foto: Michael Fleshman/Flickr)

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La viróloga francesa François Barré-Sinoussi afirmó que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ya no es el más mortífero del mundo, resaltando los rápidos avances en cuestión de tratamientos y en tratamientos.

“Si los pacientes sigue un tratamiento, esta infección no es mortal. Hoy en día se habla de personas que viven con el VIH, ya no decimos que padecen sida”, afirmó en una entrevista con La Republica.

Las palabras de la investigadora cargan peso. Ella, junto a Luc Montaigner,, fueron merecedores del Premio Nobel de Medicina 2008 por el descubrimiento del VIH en 1983, trabajo que dio inicio a la lucha contra esta enfermedad. El premio fue compartido con el alemán Harald zur Hausen, quien recibió el galardón por el hallazgo “del papilomavirus humano que provoca el cáncer de cuello de útero”.

Barré-Sinoussi sostuvo su afirmación en dos grandes vertientes sobre la investigación del VIH que se han desarrollado en pasos agigantados en los últimos 30 años. La primera es la investigación respecto a las vacunas, que “desde 2009 han logrado avances en el reconocimiento e identificación de anticuerpos extremadamente eficaces.”

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“A partir de ellos, los científicos han logrado construir fórmulas que pueden incluso bloquear la infección de numerosos virus, porque el VIH es un virus que tiene muchas variantes”.

La otra vertiente es el desarrollo de nuevos tratamientos que, a diferencia de los de hoy, ya no tengan que ser de por vida. Destacó que en este caso se investiga dos grupos: los ‘controladores naturales del VIH’, que por su genética pueden manejar la infección de manera natural, y los ‘controladores inducidos’ quienes fueron tratados por este mal tempranamente y ahora no presentan síntomas.

Señaló que el principal problema que enfrentan los investigadores que combaten este virus es el hecho que este “se esconde en el material genético de las células de los pacientes”, lo que dificulta su identificación y que el sistema inmunológico de la víctima lo combata.