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Una misión científica intentará alcanzar Próxima b, el planeta habitable más cercano a nuestro Sistema Solar, y buscar vida extraterrestre en él.
La estrella, en órbita en torno a Próxima centauri y una distancia de 4,25 años luz de la Tierra, fue descubierta en agosto por el Observatorio Austral Europeo (ESO).
Las primeras mediciones de su empuje gravitatorio revelaron que posee una masa similar a la Tierra y que orbita en una zona potencialmente habitable. Hasta entonces, el planeta más parecido al nuestro era Kepler-452b, a 1.400 años luz.
Pete Worden, director del centro Ames de la NASA hasta 2015, considera que es posible llegar a Próxima b por primera vez mediante un chip que sería la primera nave interestelar – del tamaño de una uña -, que mediría el entorno del cuerpo celeste. Sin embargo, “para alcanzar Próxima b con un cohete convencional haría falta tanto combustible como masa tiene nuestra galaxia”, explica citado por El País.
¿Qué idea tiene en mente el científico? Colocar el Starchip, como llamarán al dispositivo, en una vela espacial de unos dos metros cuyo combustible sería luz proyectada desde nuestro planeta por generadores de láser .
El proyecto, llamado Breakthrough Starshot, es dirigido por Worden y financiado por el multimillonario físico teórico Yuri Milner. En unos cinco años sabrán si pueden desarrollar los nuevos materiales necesarios y dentro de 15 años podría acabarse el primer prototipo, que costaría entre 500 y 1.000 millones de dólares.
“Esta nave debe viajar a 100 kilómetros por segundo, 10 veces más rápido que cualquiera de las actuales. Habría que iniciar un proyecto de colaboración con gobiernos” para desarrollar cientos de estas naves. La idea es tener una nave nodriza orbitando la Tierra que enviase cientos de estas velas”, detalla.
Con respecto a la búsqueda de vida extraterrestre, recalca que ahora en un solo día se puede rastrear señales que antes demoraban un año en ser buscadas. “El objetivo de este año será estudiar Próxima b al detalle en busca de alguna señal filtrada”, agrega.
Bernard Foing, astrofísico de la ESA, habló de las preguntas a resolver sobre las condiciones en Próxima b, como la radiación y las posibles diferencias de temperaturas, de estar anclada a su estrella, como la Luna a la Tierra. En un lado podría alcanzar los 220 grados y en otro, los 170 bajo cero.
“Por ejemplo se ha detectado una radiación de rayos x y ultravioletas unas mil veces mayor que en la Tierra, lo que supondría un enorme obstáculo para la existencia de vida a no ser que haya una atmósfera”, acotó.
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