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El bosón de Higgs no resulta tan fundamental en el mundo de las partículas como se creía hace un año. Uno de los laboratorios que forman parte del Gran colisionador de hadrones obtuvo las primeras pruebas de que este elemento se puede dividir en dos.
El descubrimiento tiene un nivel de certeza de 4 sigma, muy próximo a la certeza absoluta (que en términos de física experimental se indica con 5 sigma), pero los científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) que supervisan el experimento ya tienen una explicación de lo sucedido.
Las dos partículas que se obtienen al decaer el bosón se denominan ‘leptones tau’. Pertenecen a la familia de los fermiones, al igual que los electrones y los quarks que componen los protones de un átomo. Ahora sí, dicen los investigadores, han llegado hasta los ladrillos a partir de los cuales se edifica todo el universo visible y palpable y que son portadores de las fuerzas que actúan en la naturaleza.
Pese a su fragilidad, el bosón de Higgs resultó de gran ayuda para comprender la naturaleza del campo de fuerza responsable del origen de las partículas elementales de nivel más alto, que, sin él, no podrían mantenerse unidas. Ante todo, genera la masa de los cuerpos y el electromagnetismo, que forman el mundo tal y como lo conocemos.
La existencia de partículas más elementales que el bosón no socava la teoría del premio nobel de física Peter Higgs, quien en 1964 hizo la conjetura sobre la existencia de este portador de la fuerza de gravedad que pasó a ser conocido con su nombre.
Los leptones tau necesitan todavía ser más explicados, pero su descubrimiento no pone en duda la función del propio bosón, cuya existencia fue confirmada tras una serie de experimentos realizados los años 2011 y 2012 en el mismo Gran colisionador de hadrones, situado en la frontera entre Suiza y Francia.
Fuente: RT en español