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Por: Maritza Luza Castillo
“Cuando la inspiración te toca me permito dedicarme a ella”, con ese principio fluye por el mundo de las letras María Elena Rangel, autora venezolana nacida en Aragua. Una de sus características más relevantes como escritora es el estilo ligero y sencillo que permite llegar desde la primera línea al lector.
Muestra de ello es su flamante novela: “No queda Nada”, trabajo de suprema exquisitez literaria que concentra una historia romántica con alma propia. Ella incursiona con gran personalidad en el género y hace de esta novela un argumento para recordar y tenerlo en cuenta a través de los tiempos.
1. “No queda Nada”, un gran título para un concepto universal, permitirse amar y ser amados. ¿Cuál es la motivación para emprender esta historia?
Esta historia nace del ofrecimiento por parte de la banda de Rock-Pop española, Atacados, de utilizar alguno de sus temas musicales como inspiración para una de mis novelas. Luego de escuchar sus canciones, me gustó la que lleva por título el mismo que el libro “No queda Nada”, su letra me fue llevando a los personajes, sus miedos, sus traumas, sus pasiones, pero también a esas ansias de amar y ser amados que tiene todo ser humano.
2. ¿Por qué abrir la maleta de emociones, por qué dejarlas actuar por su cuenta, por qué esta pugna y enfrentamientos sentimentales?
Los personajes luchan en su fuero interno con aquellos traumas y emociones provenientes de su pasado, remoto o reciente, a través de lo que van experimentando, de las consecuencias de sus actos van depurando dichos sentimientos hasta lograr perdonarse y perdonar. Se puede decir que el amor limpia sus heridas y les da una nueva oportunidad para ser felices. Pero como en la vida, no todos toman esa oportunidad y siguen dañándose y dañando a los demás.
3. Elementos como la especulación, venganza, astucia es lo que redunda en este periplo por las relaciones humanas, ¿Cuál es el mensaje subjetivo que María Elena Rangel desea trasmitir a través de la novela?
Que siempre hay una segunda oportunidad, que nunca es tarde para cambiar, para perdonarse y perdonar, que el amor verdadero y sincero redime y si llega a tu vida cuando piensas que ya no queda nada, déjalo entrar y se feliz.
4. ¿Desde el punto de vista de la propiedad de las percepciones y el lenguaje empleado en “No queda Nada”, de manera contraria al título nos orilla a pensar que aún le falta mucho a esta humanidad imperfecta en el campo del amor?
El ser humano lamentablemente es individualista y egoísta, hablando en forma general: parece que llevara una necesidad intrínseca de hacer daño. Gracias a Dios también tiene muchas cualidades buenas que una mayoría cultiva, dominando así la parte negativa. Hay que tener fe y esperanza de que lo positivo predomine sobre lo negativo.
5. ¿Qué quisieras aportar como legado literario hacia tus lectores?
Mis escritos siempre buscan realzar la parte buena del ser humano, resaltar el triunfo de los sentimientos y valores positivos por encima de lo adverso que pueda presentarse en la vida de cualquier persona. Pero para mostrar este aspecto también hay que mostrar la otra cara de la moneda.
6. Algunos autores incurren en escribir prácticamente describiéndose, en su obra el rol de las emociones se imponen y dominan toda la historia. ¿El énfasis demostrado obedece a un estilo personal o al respeto al género romántico?
Sí, creo que ese tal vez es mi estilo, porque hasta cuando escribo paranormal o fantástico, las emociones juegan siempre un papel importante. También podría decirse que respeto al género romántico porque yo soy una romántica incorregible.
7. ¿María Elena Rangel cómo maneja la galería de inspiración creativa?
Déjame decirte que al contrario de muchas escritoras y escritores que elaboran un bosquejo de lo que será su novela, yo no planifico, solo me siento y dejo que mis musas, personajes o como quieran llamarlos, me hablen, me cuenten su historia para plasmarla, la mayor parte del tiempo no sé como va a desarrollarse la misma.
8. ¿Qué le dirías finalmente a tus lectores?
A mis lectores quiero darles las gracias por leerme, por disfrutar mis historias, por pedirme más escritos, por animarme. Si bien es cierto que escribo porque me gusta, mis historias no cobrarían vida sin esa emoción que despierta en las personas que las leen. Por eso gracias por estar ahí, animándome y apoyándome, de verdad lo aprecio y los quiero mucho.