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La creciente crisis de agua de una ciudad estadounidense se agudizó el jueves luego que funcionarios ambientales descubrieran altos niveles de plomo en el agua del grifo, lo que generó preocupación y puso en evidencia la deficiente infraestructura en un importante centro urbano.
A miles de personas en Newark – una ciudad en Nueva Jersey con una población predominantemente hispana y blanca – se les dijo que bebieran solo agua embotellada luego que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) descubriera que los filtros no estaban extrayendo el plomo adecuadamente.
La situación ha sido comparada con la crisis del agua de la ciudad industrial de Flint, Michigan, que se convirtió en un símbolo de injusticia social en Estados Unidos (USA).
Las autoridades están repartiendo agua embotellada de forma gratuita a 15.000 personas en Newark, que cuenta con 280.000 residentes y se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de Nueva York.
Sin embargo, los políticos locales están luchando por resolver la crisis, cuyas primeras señales de advertencia llegaron en 2017. También le están solicitando al presidente Donald Trump que intervenga.
“Necesitamos que el gobierno federal haga su parte y haga valer su peso”, dijo el miércoles el gobernador demócrata Phil Murphy a los periodistas.
Newark, conocida por su aeropuerto internacional y por sus altas tasas de criminalidad, había distribuido 40.000 filtros de agua a sus residentes recientemente.
Pruebas recientes realizadas en tres hogares encontraron que el nivel de plomo estaba por encima de la tasa considerada aceptable por la EPA.
Las autoridades sanitarias han ofrecido realizar pruebas gratuitas a los filtros de residentes preocupados de que su agua pueda estar contaminada.
La jefa de medio ambiente de Nueva Jersey, Catherine McCabe, se dirigió a Washington el jueves para reunirse con el jefe de la EPA, organismo federal que supervisa la salud humana y ambiental en USA.
“La emergencia de agua de Newark exige la atención inmediata de nuestro gobierno federal”, tuiteó el senador y candidato a la nominación presidencial demócrata Cory Booker, quien también se desempeñó como alcalde de Newark de 2006 a 2013.
El escándalo de la contaminación con plomo en Flint, una localidad del norte de Michigan económicamente deprimida y de población mayoritariamente afroestadounidense, comenzó en 2014.
En un intento de reducir el déficit administrativo, oficiales del gobierno decidieron cambiar su fuente de agua potable y comenzaron a abastecerla desde el río Flint, cuya agua es más corrosiva y no fue tratada adecuadamente para circular por las envejecidas líneas de abastecimiento.
La contaminación, inicialmente negada por los funcionarios estatales y locales, envenenó a miles de niños y causó la muerte de 12 personas, según las autoridades.
Fuente: AFP