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A menos de un mes de los comicios, el miedo al terrorismo, la precaria situación de seguridad y otros problemas marcan las elecciones en Nigeria. Casi 69 millones de personas están llamadas a las urnas.
Pueblos extinguidos y ciudades que ni siquiera se reconocen en las fotos de satélite. Los detalles sobre los horrores de los ataques de Boko Haram son cada vez más macabros: “Vi más de 100 muertos”, aclara un testigo, “mientras corríamos, seguían disparando y matando”. “¿Cómo pensar en unas elecciones en tal clima de terror?”, se pregunta Stephen Oguntoyinb en la red social “Talk Village International”.
En menos de cuatro semanas se celebrarán elecciones parlamentarias y presidenciales en el país más poblado de África. Casi 69 millones de personas están llamadas a las urnas. “Con la situación al noreste del país da la impresión de que el Gobierno perdió completamente el control”, sigue Oynutoyinb, que anima a los jóvenes a ir a votar advirtiendo del peligro en los estados controlados por Boko Haram.
Por su parte, la Comisión Electoral INEC intenta calmar los ánimos. “Cooperamos con agencias de seguridad para evitar peligros y garantizar la votación en un entorno seguro”, aclara el jefe de prensa del INEC Nick Pazang a DW: “Las regiones están divididas según niveles de riesgo alto, medio y bajo y dependiendo del nivel actuará el personal de seguridad”.
Los tres estados del norte, Borno, Yobe y Adamawa, están en estado de excepción. La Comisión Electoral pretende garantizar que se pueda votar en todo el país, continúa Pazang.
“Muchos habitantes de los tres estados son refugiados y viven en campos provisionales”, aclara, refiriéndose a los cientos de miles que huyeron de las zonas conflictivas. Según la organización de Ayuda al Refugiado de Naciones Unidas, la cifra de desplazados en el interior estaría en torno a los 650.000.
“Los campamentos estarán representados por el Gobierno regional. Como Comisión Electoral, queremos que todos los refugiados con derecho a sufragio puedan votar”, concluye Pazang.
Por el contrario, otros miles refugiados en países vecinos como Camerún o Benín se quedarán sin ejercer su derecho al voto. La ley no permite urnas fuera del territorio. Además, la oficina electoral no tiene acceso al número concreto de afectados.
Miedo a la violencia
Además de las precarias condiciones de seguridad, muchos nigerianos hablan también de otros problemas en torno a las elecciones, como las tarjetas de identificación para votar.
“La emisión de las tarjetas fue un caos”, denuncia el estudiante Bello Dayo Tajudeen: “Cuando fui por mi tarjeta, dijeron que no estaba terminada y que volviese más tarde y algunos estudiantes de mi universidad se quedaron sin ella”.
Desde fuera, esta situación se mira con preocupación, tras los últimos atentados. Estados Unidos animó a continuar con las elecciones a pesar de la violencia. Aparte de Boko Haram, el problema también podría ser que los políticos de los grandes partidos pusiesen en duda los resultados surgidos en un contexto de seguridad tan precario, provocando brotes violentos.
Una advertencia a la que también se refirió el exsecretario de Naciones Unidas Kofi Anan en su última visita, al tiempo que pedía respetar los resultados electorales.
(Fuente: Deutsche Welle )