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Una oleada de entre 6.000 y 8.000 refugiados ha llegado en las últimas 24 horas a la localidad serbia de Presevo, a 8 kilómetros de la frontera con Macedonia, una cifra que va en aumento, según datos de la Cruz Roja local.

No muy lejos de allí y aún más cerca de la frontera, en Miratovac, el Gobierno serbio ha establecido un centro de acogida para las más de 5.000 personas que también han llegado a este pueblo en los últimos días.

“Nos hemos visto obligados a crear aquí un nuevo centro de refugiados, además del de Presevo. Aquí hay más de 5.000. Estimamos que también en los días venideros los refugiados seguirán llegando con igual intensidad”, dijo el ministro serbio de Defensa, Bratislav Gasic, al visitar hoy el lugar.

Los medios serbios señalan que el motivo de esta oleada de llegadas podría ser que Macedonia ha organizado trenes para llevar a los inmigrantes hacia la frontera de Serbia.

Además, parece haberse acelerado el registro en los pasos fronterizos de Bogorodica y Djevdjelija, donde ya no existe la dramática aglomeración de refugiados de los últimos días.

Esta situación representa para Serbia un pico de entradas dentro de un flujo continuo de refugiados que, en su gran mayoría, llega al país balcánico con intención de cruzarlo hacia destinos del norte y el centro de Europa.

“La gran mayoría de los refugiados tiene la intención solo de transitar por Serbia. Su destino es Alemania y Suecia, sobre todo, según afirman, donde tienen ya sus comunidades, parientes y amigos”, explicó a Efe Mirjana Milenkovski, portavoz de la sección serbia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El ministro serbio de Trabajo, Empleo y Asuntos Sociales, Aleksandar Vulin, dijo a la cadena de televisión pública RTS que unas 2.000 personas transitan diariamente por el país y que Belgrado espera ayuda de la Unión Europea (UE) ante esta situación.

Desde el 1 de enero de este año, ACNUR estima que han entrado en el país unas 180.000 personas, sólo la mitad de las cuales lo ha hecho oficialmente.

Aunque todas aseguran al entrar que pedirán asilo en Serbia, luego el número real de solicitudes desmiente esa intención.

“Del total de 66.428 personas que hasta el 31 de julio entraron oficialmente en Serbia, todas han declarado que tienen la intención de pedir asilo, pero en realidad hasta la fecha lo han hecho solo 484 de ellas”, indicó Milenkovski.

En realidad el flujo se dirige hacia Hungría, otro país de tránsito cuyo Gobierno mantiene una actitud hostil hacia los inmigrantes.

El primer ministro húngaro, Víctor Orban, aseguró recientemente que espera que a finales de agosto ya esté terminada la valla de 4 metros de altura que se extenderá a lo largo de los 175 kilómetros de frontera con Serbia, por donde se cree que entran a diario unas 1.500 personas.

Mientras tanto, la actitud de Serbia es la de no limitar el tránsito.

“Serbia no impedirá la entrada de los refugiados en el país, como tampoco su salida”, declaró el titular de Defensa.

El ministro serbio de Interior, Nebojsa Stefanovic, aseguró que, a pesar de la gran afluencia de refugiados, la situación en el país continúa siendo estable, pero que, ante las previsiones de que esta situación proseguirá, Belgrado espera que la UE ofrezca mayor ayuda a los Estados de tránsito, como Serbia.

“Serbia seguirá siendo una buena anfitriona de los inmigrantes, como en meses pasados. Les ofrecemos un primer auxilio, medicamentos y todo lo que necesitan, para que descansen y prosigan el camino”, explicó.

ACNUR y la Cruz Roja se encargan de suministrar comida, agua y medicamentos, aunque en declaraciones a Efe negaron que organicen ningún tipo de transporte hacia Belgrado o el norte.

Según datos de ACNUR, más de la mitad de las personas que llegan a Serbia procede de Siria, alrededor de una cuarta parte de Afganistán y menos del 10 por ciento de Irak.

(Fuente: EFE)