Ban Ki-moon y el papa Francisco se dan la mano en el Vaticano. (Foto: EFE)

Ban Ki-moon y el papa Francisco se dan la mano en el Vaticano. (Foto: EFE)

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Las Naciones Unidas y el Vaticano coincidieron este martes en considerar la lucha contra el cambio climático como una “cuestión moral” y una forma de combatir las desigualdades entre seres humanos, durante una reunión celebrada en la Santa Sede.

El secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, intervino en un foro dentro de los muros vaticanos convocado con el lema “Proteger la Tierra, dignificar a la humanidad”, en el que dijo que luchar contra el cambio climático “es una cuestión determinante de nuestro tiempo”.

Tras reunirse con el papa Francisco, Ban aseguró en ese evento que “mitigar el cambio climático y adaptarse a sus efectos es necesario para erradicar la extrema pobreza, reducir la desigualdad y garantizar un desarrollo económico equitativo y sostenible”.

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Y añadió: “El cambio climático está intrínsecamente vinculado a la salud pública, a la seguridad del agua y de los alimentos, a la los movimientos migratorios y a la paz y a la seguridad. Es una cuestión moral. Una cuestión de justicia social, derechos humanos y ética fundamental”.

En este sentido señaló que “la ciencia y la religión no son conceptos contrapuestos” sino que deben estar “alineados” en esta cuestión y llamó a las autoridades espirituales presentes en ese foro en el Vaticano a hacer patente esta realidad.

Por esa razón recordó que “para cambiar nuestras economías, sin embargo, es preciso que cambiemos nuestro modo de pensar y nuestros valores”, algo en lo que el ámbito religioso “puede ejercer un valioso papel”.

En este sentido alabó los repetidos llamamientos del papa Francisco para combatir los efectos del cambio climático y dijo “esperar con ganas” su encíclica, que versará sobre esta cuestión.

El papa Francisco ya ha desvelado que ese documento se conocerá en junio y este martes Ban dijo además a la prensa que “se vive con mucho interés e importancia la intervención del pontífice en Naciones Unidas en septiembre”, durante su viaje a Estados Unidos.

Ban repasó la agenda del año en curso, en el que se celebrarán varios foros sobre el desarrollo sostenible y el cambio climático como la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, en julio en Adis Abeba, o la Cumbre de la ONU sobre desarrollo sostenible, que tendrá lugar en diciembre en París.

“París no es un punto final sino que debe constituir un camino común hacia un consenso sobre el cambio climático. Necesitamos un acuerdo universal, justo y ambicioso y los países industrializados deben ser los primeros en dar el paso por una cuestión de igualdad y de responsabilidades históricas”, dijo.

En este foro del Vaticano intervino también, como único jefe de Estado invitado, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, después de mantener un encuentro privado con el papa Francisco.

El presidente ecuatoriano denunció que la mayoría de los daños ecológicos los causan los países ricos, que deben dar a las naciones en desarrollo la posibilidad de ser compensados por ello para garantizar la conservación del planeta.

“La forma en la que se gestionan la riqueza y el consumo en las sociedades ricas e industrializadas es un factor crucial para determinar quién es responsable de los mayores impactos medioambientales”, dijo el mandatario.

Agregó, además, que los países más pobres no podrán contribuir a la conservación de los recursos del planeta “si no hay mejoras claras y directas en el nivel de vida de la gente”.

En la reunión también estuvo presente el cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, quien dijo que la Iglesia católica tiene que hablar “con fuerza” de lo que denominó como “el gran desafío de nuestro tiempo, el del desarrollo sostenible”.

Turkson manifestó que “los países más ricos, los que más se han beneficiado de los combustibles fósiles, están moralmente obligados a dar un impulso y encontrar soluciones al cambio climático y proteger de ese modo el medio ambiente y la vida humana”.

“Están obligados tanto a reducir sus propias emisiones contaminantes como a ayudar a protegerse a los países más pobres de los desastres causados o exacerbados por el exceso de industrialización”, dijo el cardenal.

El representante vaticano habló de la “obligación moral que se extiende a todos, líderes políticos, empresariales, sociedad civil y gente corriente” y dijo que las empresas y los inversores financieros “tienen que aprender a reconocer que el resultado financiero va después y está al servicio del bien común”.

Los participantes en este foro firmaron una declaración conjunta en la que señalaron que los países más ricos deben financiar la mitigación de los efectos del cambio climático, que golpean especialmente a los pobres y los excluidos.

Destacaron que “la mitigación del cambio climático requerirá una rápida transformación del mundo a otro impulsado por energía renovable y baja en carbono, y por la gestión sostenible de los ecosistemas”.

(Fuente: EFE)