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México se convirtió hoy en una de las pocas naciones de Latinoamérica y el Caribe en dar un claro empuje al matrimonio homosexual con una iniciativa de su presidente, Enrique Peña Nieto, para que este sea reconocido en la Carta Magna.

El país, no obstante, vive en una dicotomía entre sus avances institucionales y la realidad a pie de calle, siendo el segundo del mundo por crímenes homófobos, con 1.310 muertos desde el 1995 hasta la fecha, según recogen varios informes publicados hoy.

Rodeado de defensores de los derechos humanos y la diversidad sexual, el titular del Ejecutivo anunció una iniciativa para modificar el primer párrafo del artículo 4 de la Carta Magna, que expone: “El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia”.

En este se reconocerá de forma “implícita” y como “un derecho humano” que “las personas puedan contraer matrimonio sin discriminación alguna” y sin motivos de origen étnico, género, o preferencia sexual, detalló.

En el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, que decretó el propio Peña Nieto en 2014, el mandatario dio un empujón casi final al matrimonio igualitario, en busca de consolidar el criterio emitido el pasado año por la Suprema Corte de Justicia.

El Supremo consideró inconstitucionales las leyes estatales que prohíben el matrimonio homosexual, en una tesis de aplicación obligatoria.

Desde entonces, aunque a menudo amparándose, las parejas del mismo sexo han podido casarse en cualquier entidad del país, incluso las más conservadoras.

Al concluir este proceso, México se sumará al selecto grupo de países de América Latina que avalan el matrimonio homosexual.

Antes lo hicieron Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia y la Guayana Francesa, y en naciones como Chile y Ecuador existen las uniones civiles.

En otros, como Belice, la Guayana e islas caribeñas como Barbados, Granada, Jamaica y Trinidad y Tobago, las relaciones homosexuales están todavía penadas por la ley.

La iniciativa deberá ser aprobada por el Legislativo mexicano y después avalada por la mayoría de los Congresos de los estados del país.

El avance es significativo en un país tradicionalmente conservador como México y en donde la problemática del colectivo lésbico, gay, bisexual y transexual (LGBT) nunca ha sobresalido en una agenda política marcada por la lucha contra el crimen organizado, la pobreza o la relación con Estados Unidos.

El perfil de Twitter de Peña Nieto arrancó el día con un cambio en su foto en la que aparecieron de fondo los colores de la bandera gay.

Aun con ello, el mandatario “sorprendió, no esperábamos este anuncio”, reconoció a Efe Alejandro Brito, director de la ONG Letra S y presente en el acto oficial.

Este defensor de la diversidad sexual apuntó que sin el fallo del Supremo Peña Nieto no hubiera tomado esta iniciativa y estimó que, a pesar de ciertas reticencias, “es cuestión de tiempo” para que la iniciativa de ley llegue a buen puerto.

*“Es un día de celebración”, señaló antes de recordar que sigue habiendo motivos de lucha en un país donde, paradójicamente, la sociedad no evoluciona tan rápido como el Estado en esta materia.

Para Brito, “a pesar de todos los avances”, la violencia homofóbica no ha disminuido en 20 años en un país que acumula 1.310 asesinatos desde 1995 hasta abril de 2016, la gran mayoría hombres gays y mujeres trans, el colectivo más perseguido, según un recuento publicado hoy por Letra S en base a un recuento de los medios.

Junto a ello, la justicia tipifica como “crímenes pasionales” muchos sucesos que involucran a homosexuales, y la violencia homófoba y la discriminación sigue patente en las familias, en la calle y en el trabajo.

Siete de cada diez homosexuales se han sentido discriminados en la escuela y un 50 % en su trabajo, según datos de la Comisión Especial de Atención a Víctimas (CEAV) en 2016.

En 2010, cuatro mexicanos de diez afirmaron que no viviría con homosexuales.

Toda esta numeralia tiene nombres y apellidos. Es el caso de Guada Francisco, de 29 años, golpeada el 8 de mayo por jugadoras rivales de su equipo de fútbol y pateada por un hombre que le gritó: “Para que te hagas mujer, pinche lesbiana”.

O el de Óscar Ramírez, quien estuvo en prisión cinco años acusado de matar a su pareja, aunque poco después de su encarcelamiento descubrió al verdadero culpable del crimen, un trabajador sexual que había estrangulado a su novio tras quererle robar.

EFE


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