La minería ilegal y los incendios forestales también afectan el programa que incluye a indígenas en cuidado del medio ambiente. (Foto: Getty Images)

La minería ilegal y los incendios forestales también afectan el programa que incluye a indígenas en cuidado del medio ambiente. (Foto: Getty Images)

Síguenos en Facebook



La deforestación, la minería ilegal y los incendios forestales amenazan el proyecto indígena pionero de venta de créditos de carbono en Brasil, una iniciativa que comenzó en 2013 en varias aldeas del pueblo Suruí, en la Amazonía, y fue la primera en acogerse a las normas internacionales de medio ambiente.

“Como es un proyecto nuevo, una experiencia nueva, no pudimos tener mucho éxito, porque tuvimos muchos obstáculos”, declaró a Efe Julio Suruí, uno de los líderes de la aldea Nabecob Abalakiba, en la zona rural del municipio de Cacoal y a 525 kilómetros de Porto Velho, la capital del norteño y amazónico estado de Rondonia.

La iniciativa de venta de créditos de carbono en beneficio del medio ambiente, hasta entonces inédita entre los pueblos indígenas de Brasil, comenzó a gestarse en 2009 y rindió sus primeros frutos cuatro años después con la comercialización de un equivalente de 120 toneladas para la multinacional brasileña de cosméticos Natura.

Esa primera venta generó recursos por 1,2 millones de reales (unos 400.000 dólares), que fueron destinados para las aldeas del pueblo Suruí en la región conocida como Sete de Setembro, pero esa cantidad nunca más fue alcanzada debido a los problemas crónicos por los que siempre pasa la selva amazónica.

“Los mayores obstáculos fueron la explotación ilegal de madera, la explotación ilegal de oro, diamantes, dentro de nuestro territorio y los incendios provocados”, apuntó el líder indígena.

Amazonía: las críticas cifras de deforestación en el Perú desde 2001

De acuerdo con el activista, “mucha gente que se sintió perjudicada con la política del proyecto de carbono, con la política de preservación ambiental de nuestro territorio, entró en acción para perjudicar nuestro proyecto”, del que se benefician unas 1.300 personas que viven en las comunidades de la región.

Frente a ese retroceso, que redujo por la mitad el equivalente de créditos de carbono alcanzados al inicio del proyecto, los Suruí esperan que esa actividad sea “revitalizada” en 2018 con más apoyo y fiscalización los órganos públicos.

Bajo el nombre de ‘Carbono Forestal Suruí’, el proyecto tiene dos formas de compensación para la emisión de gases con efecto invernadero en la Amazonía: por “secuestro”, cuando se sustituyen áreas que fueron devastadas, y por “preservación”, con programas de reducción de la deforestación y la degradación ambiental.

“Nosotros al comienzo tuvimos éxito en la construcción de este proyecto. Los resultados vinieron mucho más rápido de lo que sería nuestra expectativa”, apuntó el líder.

Antes del proyecto, por desconocimiento y falta de organización, muchos de los propios indígenas contribuían para la deforestación en la selva amazónica.

No obstante, con las acciones ejercidas a partir de la iniciativa, 151.000 de las 248.000 hectáreas de los Suruí en Rondonia se transformaron en áreas de preservación en las que ningún árbol puede ser derribado.

La comercialización de los créditos por parte de los Suruí forma parte del concepto ‘Redd’ (reducción de las emisiones por deforestación y degradación forestal) y cumple los estándares de Carbono Verificado (VCS, por su sigla en inglés) y Oro de Clima, Comunidad y Biodiversidad (CCB, por su sigla en inglés).

El proyecto de preservación forestal en la Amazonía con fines de comercialización de créditos de carbono fue presentado ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) por el cacique Almir Suruí, reconocido internacionalmente por su labor ambientalista.

El mismo cacique, galardonado por Naciones Unidas con el premio ‘Héroe de la Selva’, fue también el encargado de encabezar el proyecto de mapear los territorios indígenas de Rondonia con el programa Google Earth, que cumple este año una década.

Esa alianza con la multinacional tecnológica resultó en la creación de un mapa cultural de los Suruí y una aplicación para teléfonos móviles que ayuda en la fiscalización de la deforestación, programas que permiten a los indígenas calcular el valor de la selva en el mercado internacional de créditos de carbono.

Fuente: EFE