Gentiloni es uno de los hombres más cercanos a Renzzi. (Foto: EFE)

Gentiloni es uno de los hombres más cercanos a Renzzi. (Foto: EFE)

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Tras la dimisión de Matteo Renzzi del cargo de primer ministro de Italia, al imponerse en referéndum el rechazo a reformas constitucionales propuestas por su gestión, Europa ingresa a una nueva etapa de inestabilidad.

Paolo Gentiloni, político y periodista que ocupará el cargo, concluyó hoy domingo 11 de diciembre la primera jornada de consultas para formar un nuevo Gobierno en Italia que ponga fin a la crisis política del país del que hasta hoy fue ministro de Exteriores.

Al respecto, la Comisión Europea (CE) consideró la victoria del ‘no’ en consulta popular el 4 de diciembre como un asunto interno del país. La oposición ganó con 59,11% de votos frente al 40,89% del sí.

“El referéndum en Italia era sobre un cambio en la Constitución italiana, no sobre Europa. La búsqueda de reformas debe continuar. La oleada de reformas no expiró ayer”, declaró el portavoz jefe de la CE, Margaritis Schinas.

Entre los cambios a la carta magna que defendía Matteo Renzi, uno de los líderes europeos de mayor proyección en la comunidad, figuraban una severa reducción de poderes del Senado y la vuelta a la centralización de poderes desde las regiones al Gobierno de Roma.

“Asumo toda la responsabilidad por la derrota. Yo soy diferente”, expresó Matteo Renzi acerca de su renuncia prometida de sufrir un revés en las urnas. El joven político de 41 años había sido elegido en febrero de 2014.

La actual legislatura en Italia debería terminar en febrero de 2018, pero en esta circunstancia podrían adelantarse las elecciones. Forza Italia, de Silvio Berlusconi; el Movimiento 5 Estrellas, de Beppe Grillo, y la Liga Norte son los partidos de oposición. Matteo Renzi tenía muchos enemigos dentro de su agrupación, el Partido Democrático.

En tanto, la CE resaltó el resultado de los comicios en Austria, donde la candidatura progresista y ecologista se impuso con un 53% a la ultraderecha nacionalista, con 46%. “Muchos de los debates de la campaña electoral gravitaron en torno al vínculo de Austria con Europa. El resultado habla claramente sobre cómo los austríacos quieren que se vea su país” en relación con la Unión Europea (UE)”, indicó.