Lucha contra ISIS en Siria. (Foto: Getty Images)

Lucha contra ISIS en Siria. (Foto: Getty Images)

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El odio hacia el grupo Estado Islámico (EI, ISIS o Daesh) es el motor que mueve a los árabes – rebeldes, milicianos cristianos o combatientes locales – a unirse a las fuerzas kurdas en la lucha contra los yihadistas en el norte de Siria.

Su decisión irrita a la insurgencia que intenta desde hace cinco años derrocar al régimen del presidente sirio Bachar al Asad. Algunos los acusan de haber “traicionado la revolución”, de ser cómplices del régimen o una “tapadera árabe” para el proyecto autonómico kurdo.

En 2015 Estados Unidos (EEUU-USA) formó las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), integradas sobre todo por la principal milicia kurda de Siria, las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG).

Pero con el tiempo el número de árabes fue aumentando hasta alcanzar 5.000 de los 25.000 combatientes de las FDS, según estimaciones estadounidenses.

Las FDS cuentan con tres facciones kurdas, 25 árabes (pequeñas), una siríaca y dos turcomanas, precisa la organización.

Muchos de los combatientes árabes proceden de grupos que lucharon contra el régimen y acabaron desengañados por el auge de los radicales y los yihadistas, como *ISIS o Al Qaida.

Para algunos árabes de las FDS la alianza con los kurdos es mucho más eficaz en comparación con el caos reinante en los grupos rebeldes.

“Nos hemos aliado con los kurdos porque están mejor organizados, son los mejor armados y los que cuentan con más financiación”, resume a la AFP Yaser al Kadro, un comandante de la Brigada de los Halcones de Raqa, una de las principales facciones árabes de las FDS.

La Brigada cuenta con un millar de combatientes de la provincia de Raqa, principal bastión de ISIS en Siria. Yaser al Kadro sueña con volver a su región de origen y, en su opinión, sólo las FDS tienen la capacidad de expulsar de allí a ISIS.

NO HAY OTRA OPCIÓN CONTRA ISIS

“En Raqa, estaba ISIS o las YPG, así que nos hemos aliado a las YPG para combatir a ISIS”, explicó a la AFP Abu Saleh, jefe militar de los Halcones de Raqa, cerca de Manbij, otro bastión de Estado Islámico situado al noroeste de Raqa y en el que las FDS lograron entrar este jueves.

Ali Hajo, a la cabeza de las Brigadas del Éufrates, esgrime los mismos argumentos para justificar su decisión. Los combatientes locales se unieron a los kurdos porque “era el grupo más organizado” para reconquistar la región.

Un periodista que trabaja para la AFP comprobó que siempre hay un responsable militar kurdo supervisando las operaciones en cada uno de los frentes.

Las FDS reciben apoyo aéreo de la coalición internacional antiyihadista, además de la ayuda prestada por más de 200 miembros de las fuerzas especiales estadounidenses que les asesoran.

Según fuentes estadounidenses, en la región de Manbij la mayoría de los efectivos son árabes.

Las FDS también cuentan con combatientes cristianos. En 2013 se formó el Consejo Militar Siríaco en la provincia de Hasake (nordeste) y sus 500 efectivos se pasaron luego a las FDS.

El objetivo es, según su portavoz Kino Ghibrael, “preservar la presencia siríaca en la región” frente a ISIS.

TRAIDORES

Las FDS también reconquistaron en la provincia de Alepo (norte) algunos territorios que estaban en poder de una alianza dominada por el Frente al Nusra, el brazo sirio de Al Qaeda.

El “Ejército de los revolucionarios” participó, como integrante de las FDS, en la batalla por el control del aeropuerto de Minnigh y expulsó a Al Nusra de localidades al norte de Alepo, una revancha contra los yihadistas que en 2014 echaron a este grupo laico de la provincia de Idleb.

El objetivo último es, según su jefe Ahmad al Omar, “expulsar de esta provincia a todos los grupos radicales y a los yihadistas”.

La oposición política siria también critica duramente a los combatientes árabes, por considerar que anteponen la lucha contra ISIS al derrocamiento del régimen.

“Los aviones del régimen no los bombardean nunca. Eso basta para tacharlos de traidores”, acusa Ali Jawad, de 23 años y miembro del grupo rebelde islamista Nuredin Zinki, radicado en Alepo.

Y Turquía, fronteriza con Siria, teme que la expansión territorial de las FDS siente las bases de un Estado autónomo kurdo.

Aunque el régimen desconfía de las FDS, una fuente militar de alto rango reconoció a la AFP que existía una “alianza de facto. El gobierno sirio no tiene la intención de abrir un nuevo frente. La prioridad es la lucha contra el terrorismo”.

Las FDS tampoco se pillan los dedos. Su portavoz, Talal Sello, afirma que no atacarán a las fuerzas del régimen, aunque ve “imposible” que un día puedan combatir juntos.

Fuente: AFP

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