Este es Shahram Amiri en 2010 (Foto: EFE)

Este es Shahram Amiri en 2010 (Foto: EFE)

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Irán ejecutó en la horca al científico nuclear Shahram Amirí, acusado de divulgar secretos a los Estados Unidos, y le puso fin a una oscura historia de espionaje y engaño a cuenta del polémico programa nuclear de la República Islámica.

Las autoridades judiciales iraníes, a través de su portavoz, Gholamhosein Mohsení Ejeí, confirmaron la muerte del científico horas después de que la cadena británica BBC, citando a fuentes de la familia, anunciara que Amiri había sido ahorcado.

Ejeí fue tajante al afirmar que Amirí, de 39 años y en prisión desde 2010, fue condenado a muerte y ejecutado por espiar en favor de los EEUU.

Shahram Amirí tenía acceso a secretos del régimen y se había conectado con nuestro enemigo número 1, el Gran Satán (EEUU). Con su conexión con los Estados Unidos había proporcionado acceso al enemigo de información vital del país”, afirmó Ejeí.

Con Amirí en la horca, Irán puso fin al oscuro caso de este científico, al que algunos informes citados por la BBC y confirmados indirectamente por Ejeí consideraban como próximo al programa nuclear de la República Islámica.

Esta muerte además es la última de un científico a cuenta del programa atómico iraní, después de que entre 2010 y 2012 al menos tres destacados investigadores vinculados al mismo murieran en atentados terroristas nunca esclarecidos pero que en los que Irán vio la mano de Israel y los EEUU.

EL CASO DE AMIRÍ

Amirí desapareció durante una peregrinación a La Meca en 2009 y reapareció en EEUU un año después diciendo que había sido secuestrado por la CIA y puesto bajo “presión psicológica intensa para revelar información sensible”.

Así, regresó como un héroe a la República Islámica y fue incluso recibido y distinguido por el presidente Mahmud Admadineyad (2005-2013).

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Shahram Amirí a su regreso a Irán en 2010 (Foto: EFE)

Al poco de su llegada, apareció en medios locales iraníes y explicó que se había negado a colaborar con los EEUU y que incluso había rechazado sus ofertas económicas, mientras que las autoridades iraníes insistían en denunciar su “secuestro” y definieron su “liberación” como fruto de la presión pública ejercida contra Washington.

Sin embargo, poco después fue arrestado en Irán y su pista se perdió.

Ejeí indicó que el caso de Amirí fue un intento de deserción, y que eso había estado siempre claro para Irán.

“Se llevaron a Amirí a Arabia Saudí y pensaban que nosotros no estábamos al tanto de su situación, cuando en realidad estaba bajo nuestra lupa. El sistema de inteligencia estadounidense fue engañado por Irán, ya que se imaginaban que sus medidas estaban ocultas ante nuestros ojos”, añadió.

La agencia iraní ISNA, cercana al líder supremo iraní, publicó hoy que Amirí había recibido 5 millones de dólares de la CIA poco antes de regresar a Irán, tal y como informó en esas fechas el diario estadounidense “The Washington Post”.

Ejeí insistió además que Amirí fue juzgado “según la ley” y con presencia de un abogado, y que su sentencia en primera instancia fue recurrida al Tribunal Supremo, que la revisó “con especial empeño” antes de confirmarla.

“El Tribunal Supremo reviso el expediente y, aunque nosotros lamentamos y no queremos que nadie sea castigado (…), esta persona no aprovechó la oportunidad que se le dio e intento llevar informaciones erróneas al exterior del país desde dentro de la prisión”, añadió el portavoz.

Ejeí apuntó además que la familia del condenado mintió al decir fuera del país que Amirí había sido sentenciado a 10 años de prisión, y no a muerte, tal y como había sido dictado en primera instancia.

OTRAS EJECUCIONES

Esta es la segunda ocasión en pocos días que Irán reconoce públicamente la ejecución de personas en circunstancias polémicas, después de que la semana pasada afirmara haber ahorcado a unos 20 “terroristas” kurdos suníes, lo que levantó duras críticas de las autoridades estadounidenses, europeas, la ONU y diversas ONGs.

De acuerdo con la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en muchos casos “hay serias dudas” de que ese juicio hubiera sido justo, de que se respetara el debido proceso y otros derechos de los acusados.

(Fuente: EFE / Álvaro Mellizo)