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El Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU comenzó hoy su sesión anual en Roma debatiendo cómo aplicar políticas más activas para acabar con el hambre, que en 2016 aumentó por primera vez en 13 años.
La presidenta de esa plataforma intergubernamental en la que también están representados el sector privado y la sociedad civil, Amira Gornass, destacó en la inauguración que la comunidad internacional “no está en camino” de lograr la erradicación del hambre a pesar de los esfuerzos.
En 2016 la inseguridad alimentaria afectaba a 815 millones de personas en el mundo, 38 millones más que un año antes, un incremento que contrasta con la tendencia a la baja registrada durante más de una década.
“Los conflictos ponen a mucha gente en situación de desnutrición crónica, suelen durar mucho tiempo y derivan en crisis prolongadas, con consecuencias a largo plazo”, apuntó Gornass.
Tras recordar que 30 millones de personas están al borde de la hambruna en Sudán del Sur, Yemen, Somalia y el noreste de Nigeria, insistió en la necesidad de abordar los conflictos y otras causas que subyacen en las raíces del hambre y la malnutrición.
El hambre en el mundo volvió a crecer en 2017 por conflictos y sequías
Llamó a adoptar “políticas coherentes y crear instituciones fuertes que permitan las inversiones responsables, el buen manejo de los recursos naturales y la igualdad de género”, al tiempo que instó a aumentar la productividad agrícola, los ingresos de los pequeños productores y su conexión con los mercados.
“Tendremos que aumentar nuestro impacto en el terreno y trabajar juntos en los distintos sectores. Los países tienen que pensar más en conjunto sus políticas”, afirmó.
En un mensaje grabado, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, consideró que existen “las herramientas y los compromisos” para acabar con el hambre, y abogó por invertir en el mundo rural para que las personas puedan prosperar.
El director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, coincidió en que se necesitan “políticas más activas” al igual que una agricultura sostenible y dietas más saludables, asuntos sobre los que es “fundamental” contar con la participación de las organizaciones civiles y empresariales.
Gilbert Houngbo, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), agregó que, para que se logren inversiones sostenidas en el medio rural que ayuden a los más pobres a salir de la pobreza y no pasar hambre, hace falta “crear un ambiente favorable” trabajando con los gobiernos.
Por su parte, el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, reclamó más fondos a los donantes y reivindicó la importancia de la ayuda humanitaria por ser “la primera línea contra el extremismo” en las zonas afectadas de alguna forma por la violencia, donde se concentran dos terceras partes de la población con hambre en el mundo.
Fuente: EFE