Atenas no quiere retirarse de la zona euro.  (Foto: EFE)

Atenas no quiere retirarse de la zona euro. (Foto: EFE)

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Durante la semana lo dijeron varios líderes políticos europeos: sea cual sea el resultado del referéndum en Grecia, el gobierno de Alexis Tsipras y los acreedores internacionales (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) deben volver a la mesa de negociaciones para evitar un “grexit”. Y a la luz de la voluntad ya expresada por las autoridades helenas y también lo señalado desde Bruselas, ese reencuentro en la mesa de negociaciones debería producirse pronto.

Así lo espera, al menos, el gobierno de Tsipras. Cuando ya empezaban a conocerse los primeros resultados que daban por ganador al “*No*”, el portavoz gubernamental Gabriel Sakellaridis dijo que Atenas quería retomar el diálogo a la brevedad. Con los bancos cerrados y los cajeros sin dinero, la situación en el pequeño país europeo no resiste mucho tiempo más. “Las negociaciones deben celebrarse pronto, no más allá de 48 horas”, propuso el vocero, con aires de urgencia.

Ya la semana pasada la canciller de Alemania, Angela Merkel, había cerrado la puerta a nuevas negociaciones en la medida que no se conocieran los resultados de un referéndum que sorprendió a los negociadores hasta el punto de que consideraron la ronda de conversaciones cerrada. “Antes del referéndum no pueden tener lugar más conversaciones. Aunque los griegos tienen derecho a celebrar una consulta, los otros 18 miembros de la eurozona tienen derecho a responder de forma proporcionada”, dijo entonces la autoridad germana.

Pero una vez celebrado el referéndum, ¿qué? Algo de luz sobre lo que se viene puede sobreentenderse en algunos anuncios conocidos este domingo. El Palacio del Elíseo ha comunicado que Merkel viajará a París este lunes 6 de julio para sostener una entrevista y una cena de trabajo con su colega François Hollande. El objetivo será evaluar las consecuencias del referéndum griego y buscar “una solución duradera” para la crisis. Este encuentro muestra la voluntad de París y Berlín por adoptar una posición común ante el tema.

Hay apuro en Grecia
Ya antes, el ministro de Economía de Francia, Emmanuel Macron, había subrayado que fuera cual fuera el resultado del referéndum, había que volver a sentarse a negociar y buscar “un compromiso para Grecia basado en las reformas, en una deuda sostenible, en una evolución de la situación financiera, en un acompañamiento administrativo, político”. Es decir un camino intermedio con reformas para Grecia, pero elaborando un plan de deuda pagable.

De esta forma, ponía paños fríos a las declaraciones que, temprano, hizo el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz. Hasta ahora más bien diplomático y conciliador, Schulz dijo que si ganaba el “*No*” Grecia tendría que introducir una nueva moneda “porque el euro ya no estaría disponible como medio de pago”. Ese extremo lo descartó Grecia a través del coordinador del equipo negociador, Euclid Tsakalotos: “No estamos discutiendo la introducción de una moneda paralela”.

Y si es que hay ánimo negociador y las cosas no han cambiado tanto, ¿qué sentido tuvo este referéndum? Lo que Tsaipras y su gobierno hicieron fue dar un golpe de efecto, poniendo sobre la mesa no sólo su autoridad como Gobierno de Grecia, sino diciendo a sus colegas europeos que el Ejecutivo cuenta con el respaldo mayoritario de los ciudadanos. Sin embargo, se corría un riesgo grande de perder o de obtener un resultado estrecho que echara por tierra la pretendida ambición de llegar a la mesa amparados por cifras grandilocuentes.

Más allá de los números, que son claros y señalan un triunfo inobjetable de la apuesta gubernamental, ahora Atenas muestra celeridad. Si bien están seguros de que, con el “*No*” como vencedor, “el acuerdo será mejor” –como dijo el ministro Nikos Pappas–, ahora lo que importa es el tiempo. El portavoz del partido gobernante Syriza, Nikos Filis, cree que el respaldo popular “fuerza al Gobierno a moverse con rapidez y llegar a un acuerdo que normalice la situación del sistema bancario”. Y claro que tienen apuro: Atenas ya anunció, cuando los resultados ni siquiera eran oficiales, que pedirá una inyección de liquidez al Banco Central Europeo, y Euclid Tasakalotos dijo que los negociadores helenos están listos para reunirse esta misma noche si es necesario con los acreedores. La pregunta ahora es si la contraparte tiene tanto apuro como los griegos para sentarse nuevamente a negociar.

Fuente: Deutsche Welle