Investigador Federico Gaona muestra el dispositivo. (Foto: cortesía María Elena Torres/MIT Technology Review)

Investigador Federico Gaona muestra el dispositivo. (Foto: cortesía María Elena Torres/MIT Technology Review)

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Una caja de cartón, provista de un sensor y una feromona para atraer a las vinchucas, el insecto transmisor del mal de Chagas , es la innovadora trampa desarrollada por investigadores paraguayos para hacer frente a la infestación de este animal y combatir la transmisión de la enfermedad.

El Chagas es una patología transmitida por el parásito Trypansosoma cruzi, que puede inocularse a los humanos a través de la picadura de la vinchuca, un insecto endémico en América Latina que se alimenta de sangre.

La trampa desarrollada en Paraguay atrae a las vinchucas a través de feromonas sexuales escondidas en cajas de cartón , y las deja atrapadas en una sustancia pegajosa, tal y como funcionan otras trampas para insectos como las cucarachas.

Pero los nuevos dispositivos presentan una innovación crucial: en las trampas hay un sensor que, por medio de un haz de luz, detecta la presencia del insecto, y transmite una señal en tiempo real a un servidor ubicado en Asunción, explicó a Efe Antonieta Rojas de Arias, entomóloga del Centro para el Desarrollo de la Investigación Científica (Cedic) de Paraguay y coordinadora del proyecto.

El sensor electrónico, desarrollado por el investigador de la Universidad Nacional de Asunción Federico Gaona , llamó la atención de la revista científica del prestigioso Massachussets Institute of Technology (MIT) estadounidense, que le incluyó en su listado de innovadores menores de 35 años.

Este sistema permite a los investigadores detectar de forma temprana la presencia de vinchucas en comunidades distantes de la capital a más de 500 kilómetros, y entender sus dinámicas, como en qué época del año se manifiesta más su presencia o en qué condiciones de temperatura y humedad.

Los datos servirán para hacer fumigaciones más efectivas, interviniendo solo en las áreas donde hay presión de los insectos, con el consiguiente ahorro de tiempo y de costos, dijo Rojas.

Detalló que, hasta el momento, la trampa con sensor se ha instalado en viviendas y gallineros de la comunidad de Tiberia, en el Chaco central, donde residen miembros del pueblo indígena nivaclé.

Agregó que las comunidades indígenas de Paraguay, un 75 % de las cuales se encuentra en condiciones de extrema pobreza, según cifras oficiales, son más vulnerables a la infección por Chagas, debido a que las condiciones precarias de sus viviendas las convierten en el hábitat preferido para las vinchucas.

De hecho, la experta afirmó que el Chagas es una “patología social”, vinculada a la pobreza, y al mismo tiempo una enfermedad “olvidada”, debido a la escasa inversión e interés de las corporaciones farmacéuticas por desarrollar medicamentos contra la enfermedad.

En Paraguay, el Chagas se trata con dos medicamentos, desarrollados hacia 1970, que combaten al parásito causante del Chagas, pero tienen efectos colaterales muy importantes, y no son efectivos en fases crónicas de la enfermedad, detalló Rojas.

El reto para los investigadores es desarrollar nuevas medicinas y, a su vez, procurar que estas tengan un costo accesible, dado que “las personas que más se enferman de Chagas son precisamente las de menores recursos”, afirmó la experta.

Entre 6 y 7 millones de personas en todo el mundo padecen mal de Chagas, una enfermedad endémica en 21 países de América Latina, que causa graves problemas cardíacos o digestivos, pero que puede curarse si se detecta y se trata a tiempo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Paraguay, donde 165.000 personas padecen esta enfermedad, el departamento de Presidente Hayes, en el Chaco, es el único en el que aún no se ha erradicado la transmisión de Chagas a través de vectores como la vinchuca, según Rojas.

El país acogerá en noviembre la Reunión Cono Sur sobre Chagas, evento que reunirá a seis países.

(Fuente: EFE)