Donald Trump y el juez Neil Gorsuch (Foto: EFE)

Donald Trump y el juez Neil Gorsuch (Foto: EFE)

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Con la nominación del juez Neil Gorsuch para el Tribunal Supremo, el presidente Donald Trump busca otorgar a los conservadores la hegemonía de la máxima instancia judicial del país durante décadas, una posición que les permitiría cambiar por completo la realidad de Estados Unidos.

Según expertos consultados por Efe, Trump goza de una inusual posición de poder sobre el Tribunal Supremo, ya que tiene la posibilidad de elegir no solo al sustituto del fallecido juez Antonin Scalia, sino también el relevo de algunos de los ancianos magistrados del tribunal.

En su intervención en la Casa Blanca, el propio Trump reconoció el poder que le dieron los votantes en las elecciones de noviembre para decidir sobre el futuro de la rama judicial del Estado.

“La decisión más importante que puede tomar un presidente de EEUU es el nombramiento de un juez del Tribunal Supremo. Dependiendo de su edad, un juez puede estar activo durante 50 años y sus decisiones pueden durar un siglo o más, y a menudo pueden ser permanentes”, aseguró Trump al hacer su anuncio desde la Casa Blanca.

En estos momentos, tres jueces del Tribunal Supremo superan ya la barrera de los 78 años, la edad media con la que los magistrados han colgado la toga desde 1960.

Debido a su edad, los tres jueces con mayor probabilidad de dejar su cargo son el conservador Anthony Kennedy, de 80 años, y los progresistas Stephen Breyer, de 78, y Ruth Bader Ginsburg, que tiene 83 y hace meses protagonizó una gran polémica al llamar “farsante” a Trump, aunque luego se retractó.

Si Gorsuch logra el aval del Senado, el Tribunal Supremo mantendrá la composición conservadora que predomina desde 1972 y volverá al “statu quo” de cuatro jueces progresistas y cinco conservadores, la misma distribución que tenía antes de la muerte de Scalia.

No obstante, a largo plazo el Tribunal Supremo podría sufrir una transformación radical en temas muy conflictivos como el aborto o el derecho de los homosexuales a casarse, según dijo a Efe Thomas Berry, analista que trabaja para el Instituto Cato, un centro de estudios de ideología ultraliberal.

Precisamente, el nombramiento de Gorsuch ha causado cierta reticencia entre los grupos favorables al aborto, pues el magistrado sostiene que no hay ninguna “base constitucional” que respalde la idea de que debe darse prioridad a la libertad de elección de la madre por encima de la vida del bebé.

Por ello, los demócratas del Senado ya han anunciado que preguntarán a Gorsuch sobre si tiene intención de prohibir el aborto, un derecho que reconoció el Tribunal Supremo en 1973.

En el Senado, Gorsuch necesita que ocho demócratas voten a favor de su confirmación, aunque en una segunda votación le bastaría el voto favorable de los republicanos, con 52 escaños.

Si el juez Neil Gorsuch logra ser confirmado, los republicanos del Senado se anotarían una enorme victoria porque durante meses rechazaron considerar al juez moderado Merrick Garland, nominado por el expresidente Barack Obama para ocupar el lugar del fallecido Scalia en el Tribunal Supremo.

A diferencia de lo que hicieron los republicanos, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, no rechazó esta noche considerar el nombramiento de Trump y se limitó a anticipar un “exhaustivo” debate en la Cámara Alta para que Gorsuch pueda probar que su “ideología y opinión legal no son extremas”.

Aunque conservador, Gorsuch se aleja de las posturas más extremas de muchos de los jueces que Trump estaba considerando y cuyos 21 nombres hizo públicos durante la campaña presidencial.

“El juez Gorsuch tendrá un camino más fácil para ser nominado que cualquiera de las otras personas que Trump había estado considerando”, dijo a Efe el profesor de la Universidad de Carolina del Norte, Michael Gerhardt, experto en el Tribunal Supremo.

No obstante, la nominación de Gorsuch ha supuesto un gran golpe para grupos como la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), una de las organizaciones más importantes de EEUU en la defensa de los derechos civiles y que ha demandado a Trump por su decreto contra los inmigrantes y los refugiados.

En respuesta a esa demanda, una jueza de Nueva York bloqueó este fin de semana parte del polémico decreto de Trump, que suspende el ingreso al país de todos los refugiados durante 120 días, así como la concesión durante 90 días de visados a siete países de mayoría musulmana.

Es posible que esta y otras medidas de Trump acaben en el Tribunal Supremo, como ya le ocurrió a Obama, acusado en varias ocasiones de exceder las competencias de su poder Ejecutivo.

No obstante, el alto tribunal ha tratado siempre de actuar con “imparcialidad e independencia, compañerismo y valor”, según dijo hoy mismo Gorsuch en la Casa Blanca.

Por eso, aunque en manos conservadoras, el Tribunal Supremo podría sorprender a Trump y propinarle más de un derrota al fallar en contra de algunas de sus medidas más polémicas.

(Fuente: EFE / Beatriz Pascual Macías)