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Seúl y Washington realizaron pruebas de misiles, y acordaron mejorar la capacidad del arsenal surcoreano en lo que pretende ser una respuesta más contundente de lo habitual ante el nuevo lanzamiento de un proyectil intercontinental (ICBM) por parte de Pyongyang.
Las maniobras conjuntas se realizaron en la costa oriental surcoreana con misiles Hyunmoo-2 y los proyectiles tácticos tierra-tierra ATACMS – ambos con un alcance estimado de unos 300 kilómetros – pocas horas después de que Corea del Norte disparara su ICBM.
El ejército norcoreano lanzó su proyectil a las 23.11 hora local norcoreana del viernes (14.41 GMT del viernes) desde las cercanías de la aldea de Mupyong, en la provincia de Chagang (fronteriza con China).
Además de la rapidez con la que los aliados desplegaron sus misiles, el comunicado del Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano que informó de estas pruebas elevó más de lo acostumbrado el tono de advertencia.
El texto asegura que el ensayo tuvo como meta mejorar la capacidad de los aliados para “golpear con precisión al liderazgo enemigo”, un enunciado que busca enfurecer al régimen norcoreano, que, ante el exacerbado culto que predica entorno a la figura de Kim Jong-un, considera esas amenazas directas como una gran ofensa.
Para añadir más vigor a su réplica, Corea del Sur mostró además hoy por primera vez un nuevo prototipo de misil balístico en un video publicado por el Ministerio de Defensa, al tiempo que los asesores de seguridad estadounidense y surcoreano acordaron mejorar la capacidad destructiva del arsenal de Seúl.
En conversación telefónica, el asesor de seguridad surcoreano Chung Eui-young y su homologo estadounidense H.R. McMaster decidieron abrir negociaciones, para revisar el acuerdo bilateral, firmado originalmente en 1979, que limita el poderío y alcance de los misiles balísticos surcoreanos.
Según la última revisión de las directivas aprobadas por los aliados en 2012, los proyectiles surcoreanos pueden tener un alcance máximo de 800 kilómetros y una carga útil con un peso máximo de 500 kilos.
Ambos países buscarán ahora duplicar el peso de la carga útil hasta un máximo de una tonelada, lo que incrementaría el poder destructivo de los misiles.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, pidió además desplegar de manera provisional en su territorio baterías adicionales del polémico escudo estadounidense antimisiles THAAD, pese a que su Gobierno aún debe realizar un estudio de impacto medioambiental para evaluar si lo mantiene instalado.
Por otro lado, los responsables de Exteriores de ambas partes, Kang Kyung-wha y Rex Tillerson, trataron hoy también por teléfono el endurecimiento de sanciones en el seno de la ONU y a nivel unilateral.
El Congreso estadounidense ya dio luz verde esta pasada semana a un paquete de sanciones contra Corea del Norte (y también contra Irán y Rusia) que solo está pendiente de la firma del presidente Donald Trump, quien condenó hoy el lanzamiento y aseguró que tomará “todas las medidas necesarias” para proteger a su país y aliados.
“ÉXITO”
En el caso de Pekín, el portavoz de su Ministerio de Exteriores pidió a Pyongyang que respete “las resoluciones pertinentes” del Consejo de Seguridad de la ONU y detenga cualquier medida que pueda aumentar la tensión en la zona.
Corea del Norte, que optó por ignorar un día más la oferta de diálogo propuesta por el Sur la semana pasada para aliviar tensiones, calificó por su parte de éxito el lanzamiento y aseguró que es capaz de alcanzar cualquier parte del territorio estadounidense con su proyectil.
La televisión norcoreana mostró además imágenes del lanzamiento del llamado Hwasong-14, que al igual que el que disparó el pasado 4 de julio (en lo que supuso el primer ensayo exitoso de un ICBM por Pyongyang) fue desplegado por una lanzadera móvil sobre una plataforma fija desde la que despegó después.
KCTV mostró también imágenes de Kim Jong-un presenciando el ensayo armamentístico, el decimocuarto de este tipo en lo que va de año.
Pyongyang indicó que el Hwasong-14 voló 998 kilómetros durante unos 47 minutos y alcanzó una altitud máxima de 3.724,9 kilómetros antes de caer en el Mar de Japón (llamado “Mar del Este” en las dos Coreas), unos datos en línea con los facilitados por el ejército surcoreano.
Este apogeo del misil sería mayor que el logrado por el ICBM disparado el 4 de julio, que alcanzó una altura máxima de 2.802 kilómetros.
Al ver los datos algunos expertos han considerado que el proyectil podría tener aún más alcance de lo estimado inicialmente superando incluso los 10.000 kilómetros (algo que le permitiría alcanzar el Medio Oeste estadounidense).
Sin embargo, los analistas dudan de que Corea del Norte pueda equipar aún cabezas nucleares en los misiles o lograr que éstos efectúen correctamente la reentrada en la atmósfera (algo indispensable para golpear con precisión un objetivo).
Además se desconoce el peso de la carga útil que se ha equipado sobre el Hwasong-14, un elemento que condiciona enormemente el verdadero alcance del proyectil.
(Fuente: EFE / Andrés Sánchez Braun)
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