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Los ataques de la aviación de Rusia y el Gobierno de Siria en Alepo son condenados por Estados Unidos y Alemania, cabeza de la Unión Europea. Las denuncias de la coalición internacional hablan de al menos mil muertos en los últimos días.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, y la canciller de Berlín, Angela Merkel, conversaron hoy por teléfono acerca del recrudecimiento de la guerra y la grave crisis humanitaria en la región siria.
“Ambos coincidieron en que Rusia y el régimen sirio tienen una responsabilidad especial de acabar con los combates en Siria y permitir a la ONU un acceso humanitario a las áreas sitiadas y difíciles de alcanzar en
Siria”, indica un comunicado.
“El presidente y la canciller condenaron rotundamente los bárbaros ataques aéreos de Rusia y el régimen sirio contra el este de Alepo, un área poblada con cientos de miles de civiles, de los cuales la mitad son niños”, agrega la nota.
Para el jefe humanitario de la ONU, Stephen O’Brien, esta es la “semana más salvaje en una increíblemente salvaje guerra de más de cinco años. El este de Alepo, en este momento, no está al borde del precipicio. Está en un terrible descenso al abismo despiadado e implacable de una catástrofe humanitaria como ninguna de las que hemos visto en Siria”,
“Lo que están haciendo es un regalo al Estado Islámico y a Al Nusra, los grupos que dicen que quieren detener”, opinó la embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, acerca de la ofensiva de Siria y Rusia en Alepo.
Según Power, la parte oriental de Alepo, bajo control rebelde, ha sufrido en los últimos días más de 1.700 bombardeos, incluidos ataques repetidos contra servicios de emergencias y hospitales, en los que han muerto al menos un millar de personas,
“Estamos a punto de suspender el diálogo porque es irracional, en el contexto del tipo de bombardeo que está teniendo lugar, estar ahí sentados tratando de tomarse las cosas en serio. No hay ninguna noción ni indicación de que haya seriedad (por parte de los rusos). Vamos a considerar otras alternativas”, observó John Kerry, secretario de Estado de EE.UU.